KTM 500 Exc: Kit Rally Light de MST

Ya tengo listo el que probablemente sea el cambio más grande que le haré a la 500: el kit Rally Light de MST.

En el primer post que hice sobre la KTM 500 Exc ya comenté que en esta moto no tenía una idea clara de lo que quería hacer con ella. He preferido decidirlo a medida que la he ido conociendo.

Va tan bien tal como viene de serie y es tan fácil de llevar que en algún momento estuve tentado de dejarla como estaba pero al final ha imperado el sentido común. Lo de hacer enduro puro me divierte pero realmente prefiero la faceta más trail que le puedo dar. Poder salir en solitario sin miedo a quedarme encallado en un berenjenal da un plus de diversión y seguridad enorme. Y es que por mucho peso que le añada, la 500 siempre será una pluma comparada con la 790.

Así que, después de ponerle el depósito IMS tocaba mejorar la disposición de los instrumentos de navegación, la iluminación y la protección aerodinámica.

Cuando estuve en MST instalando el frontal de la 790 pude ver varios de sus productos para motos de enduro. En aquel momento estaban desarrollando el Rally Réplica kit, un conjunto de piezas que deja tu KTM de enduro muy parecida a la 450 ganadora del Dakar. Una preciosidad muy tentadora pero poco lógica teniendo la 790. No quería perder la agilidad y simplicidad de la 500 y ese kit está pensado para correr rallys, con demasiadas cosas para romper si se quiere hacer enduro.

El kit más sencillo y cercano a la moto de serie es el Enduro Mask que básicamente añade una cúpula transparente y una pequeña estructura que la soporta y donde se puede fijar el GPS. La estructura va fijada a las tijas y por tanto gira con el manillar.

Entre las dos opciones está el Rally Light que tiene la misma cúpula y luces que el Enduro Mask pero con la sólida torre de navegación del Rally Réplica y donde se pueden fijar grandes aparatos de navegación. La torre va fijada al chasis de la moto, por tanto no gira con el manillar.

Descartado el Réplica kit por precio y complejidad estuve dudando mucho entre el Enduro Mask y el Rally Light, al final me quedé este último y creo que he acertado.

Llevar los instrumentos más adelantados, altos y que además estén fijos mejora mucho su lectura. La mirada sigue siempre en la dirección de marcha y se evitan distracciones que pueden acabar en accidentes. En la JVO lo llevaba así, también en la 790 y la diferencia es enorme sobre un GPS instalado más cerca del cuerpo y que demás se mueve con el manillar.

Si a eso añadimos que mejora la iluminación y la protección aerodinámica creo que es el que me conviene más para la utilización que le daré. El precio a pagar además de en euros son los 3100 grs que pesa. Si a eso le descuento los 500 de la máscara y luz originales me quedo con un incremento de 2600 grs.

El aspecto es imponente. Una sólida estructura de aluminio con unos acabados impecables.

La instalación en la moto es sencillísima. La torre viene montada. Un tornillo pasante fija la parte inferior de la estructura pasando por un agujero del chasis, hay que sacar el regulador y volverlo a fijar encajado en un lateral de la torre y por delante de la pipa de la dirección un par de tornillos más que la aprietan una especie de mordaza. Ya solo queda empalmar los dos enchufes estancos para las luces y listo.

Mi kit era un modelo pre-serie y tuve que hacer algunas modificaciones pero ya estaba advertido por Manuel Villa, le pasé un informe con lo que hay que hacer en el de serie y creo que ya está corregido.

La complicación viene con todo el cableado. Si no se coloca nada más de lo que lleva la moto no es complicado, pero en mi caso he querido añadir intermitentes led con sus respectivos relés, un cable para la conexión inalámbrica del teléfono móvil/GPS y su interruptor para darle corriente, unas luces auxiliares también con interruptor, he recolocado el cuadro de instrumentos original para que sea más legible, la luz de las intermitencias, una toma de corriente estanca y una USB también con su transformador, un voltímetro/reloj/termómetro que tenía por el garaje, una llave de contacto… y para acabarlo de complicar la caja bluetooth del mando Carpe Iter (Terrain Command) con sus cables que vienen de las botoneras del manillar…

Un enjambre de cables que parecía imposible meter en tan poco espacio. Por suerte tuve a mi amigo Kytu, que ya me ayudó con la 790 y ahora con la 500, sin él me habría visto incapaz de montar todo esto.

En una moto de enduro la luz y el cableado van fijados a las tijas y giran con la dirección. En cambio el kit rally va fijo y no se mueve al girar por lo que hay que dejar suficiente holgura en los cables. Esto no ha sido tarea fácil. La única forma es unirlos en el centro y de allí hacia adelante pero no hay espacio suficiente en el kit y algunos son demasiado cortos.

La solución fue poner unos gruesos debajo de la pletina del Roadbook para dejar suficiente espacio y canalizar los cables por allí. También tuve que alargar algunos de ellos.

Luego vino poner el soporte (Holder 2.0) del móvil rugerizado (Doogee S88 Pro). Tengo varios soportes para el Holder, el que me gusta más es el Dual Sport ya que con él es muy fácil cambiar la orientación e inclinación del móvil pero no me cabía así que acabe con el UNI que sólo permite variar la inclinación.

Con este soporte me quedaba espacio para poner debajo de él la caja bluetooth de Carpe. Por cierto, la nueva caja es mucho más pequeña y totalmente impermeable, un gran avance.

La llave de contacto de Viejos Pistones la pusimos en un lateral y los intermitentes led de Puig en unos agujeros de la torre que parecían hechos a medida. A base de muchas horas y paciencia fui colocando los cables, relés y demás chucherías electrónicas.

El resultado era más que correcto y lo di por bueno. Sólo faltaba hacer un soporte para las luces auxiliares de Puig (en fase de prototipo) y para eso me fui a Motos Ausió. Cualquier proyecto loco que tengo acaba allí, aunque últimamente les he hecho la pirula con KTM y cuando voy me hacen un poco de bullying… pero en el fondo me quieren, ¡les va la marcha!! 😉

Jordi, su mecánico es un crack y ya ha hecho un montón de cosas similares en mis motos, eso sería pan comido para él.

Cuando llegué todo orgulloso de mi trabajo le pregunté que le parecía. Intentó ser diplomático pero ya nos conocemos demasiado. ¡Acabó todo desmontado otra vez!!

Como por arte de magia consiguió meter el soporte Dual Sport. Ese cambio obligó que tuviéramos que mover el bluetooth de Carpe a un lateral. No contento con eso reposicionó la llave de contacto de Viejos Pistones a una posición mucho más elegante y me puso un interruptor para las luces auxiliares junto al de la conexión del móvil y la luz de las intermitencias. Que gusto ver lo fácil que hace las cosas.. ¡Ahora si!!. Donde haya un buen profesional los aficionadillos tenemos que dar un paso al lado… aunque tener buenas herramientas y medios también ayuda 😉

Respecto al peso, he añadido los 3.100 del kit MST más 700 del Holder y 380 del Doogie. En total 4.180grs menos los 500 de la careta original. TOTAL: 3.680grs. Veremos si se notan mucho.

Me encanta el resultado. Aun habiendo un enjambre de cables han quedado ordenados y no he tenido que vinilar el plexiglás para esconderlos. Esa pequeña cúpula me da algo de protección aerodinámica sin ser un armatoste, de hecho sube poco más que la careta original. También protege los instrumentos pero al ser transparente se ve ligera y la moto no pierde su aspecto endurero.

PRUEBA DINÁMICA

Y llega el gran día, toca probarla.

La pongo en marcha y aprieto el botón para dar carga inalámbrica al móvil, funciona. Carga muy lentamente pero tiene potencia suficiente para hacerlo. Bien!

Empiezo a utilizar el Terrain control de Carpe Iter (las botoneras del manillar). Llevarlas una al lado de otra las hace mucho más fáciles e intuitivas de usar. Cada botón tiene su homólogo al lado: subir/bajar, izquierda/derecha, zoom in/out, menú, reposicionamiento… es genial. Te mueves fácilmente por el GPS y las aplicaciones del móvil sin soltar la mano del manillar. Todo este sistema con Android es un gran avance.

Al poner las botoneras de Carpe he tenido que mover la piña de las luces hacia el centro del manillar, no es tan cómodo pero llego bien.

Enciendo las luces, las que lleva el kit MST son más potentes que las originales, con las de cruce solo funciona una pero con las largas se enciende también la superior y dan muy buena luz. Acciono el interruptor de las auxiliares de Puig (sólo se encienden con las largas y con ese botón puedo hacer que se queden siempre apagadas), la luz con los 4 focos es brutal. ¡Podré hacer nocturnas sin problemas!!. De todas formas si no preveo que las necesitaré no las voy a llevar, son solo dos tornillos y hemos dejado tomas estancas así que ponerlas es cuestión de cinco minutos.

El trip original de la moto se ve mejor ahora que donde va puesto originalmente, también el chivato de los intermitentes.

Llega mi amigo Jordi con su 450 y nos ponemos en marcha. La visibilidad del móvil/GPS es muy buena, queda alto y adelantado. Voy siguiendo el track sin desviar apenas la mirada del camino, nada que ver con la posición que llevaba anteriormente sobre el manillar que me obligaba a mirar muy abajo. Además puedo cambiar la orientación del móvil de horizontal a vertical para ver mucho más track, también variar la inclinación para ir sentado o de pie. Todo ello sin herramientas. El Holder 2.0 es perfecto, muy sólido y además filtra muy bien las vibraciones de la moto. Y va con llave por si quiero dejar el móvil puesto.

Salgo con el depósito a media capacidad, debe haber 8 o 9 litros. Tal vez porque llevo bastantes días con la 790 pero incluso con el gran depósito IMS de 17 litros y el kit rally la moto me sigue pareciendo pequeña y super ligera.

Empiezo la ruta por caminos rápidos pero sin complicaciones puedo mantener un buen ritmo sin notar más inercias de lo normal, los cambios de dirección, caballitos y saltos salen solos. A medida que va pasando la tarde voy subiendo el ritmo y nos vamos metiendo por zonas más rotas y senderos complicados. Nada, todo sigue igual, es fácil y divertida como siempre. Al final decido meterme por una trialera de cierta complicación. En un momento dado la rueda trasera cae en un reguero profundo, tengo que bajar de la moto y estirarla fuera. Sin problemas. Si me hubiera pasado esto con la 790 no habría salido sin ayuda. El resto de la trialera se sucede con grandes piedras, troncos y alguna subida importante. Arriba como si nada.

Acabada la salida paramos a tomar un refresco. Paro la moto, cierro el contacto y me llevo la llave. Esto, que parece muy normal, no puede hacerse con una moto de enduro ya que no llevan llave de contacto, así que estás expuesto a que se la puedan llevar simplemente dando al botón de arranque. En la mía lo tienen algo más difícil.

Prueba superada, respiro aliviado. Es justo lo que quería, una moto de enduro pero con la que podré hacer rutas largas. Me preocupaba haberla descafeinado demasiado pero no es así. A media capacidad el depósito grande apenas se nota y el peso del kit rally más el soporte y el GPS tampoco. A cambio las ventajas para lo que voy a utilizarla son notables y su ADN sigue siendo de moto de enduro.

La siguiente prueba será con el depósito a tope y equipaje, a ver que se nota, ya os explicaré.

GAS!!!