Si, ya sé que ha pasado mucho tiempo desde que se celebró la RodiBook para hacer este artículo, pero fue una prueba muy accidentada para mí y quizás por eso me ha costado más de la cuenta escribir sobre ella. Pero más vale tarde que nunca, así que… aquí tenéis mi crónica:

El pasado 2 de septiembre se celebró la 12ª edición de la RodiBook, una prueba no competitiva que cada año va a más.

En sus inicios, la Rodi era únicamente un recorrido asfáltico, pero luego se añadió la categoría off road y lo han petado. He participado en varias RodiBook Off Road y son una pasada, la organización es perfecta, el recorrido una maravilla y el roadbook está muy bien hecho. Una muestra del éxito es que cuando se abren las inscripciones se agotan en minutos. Este año no fue una excepción, con 1400 participantes entre carretera y campo. En la off road muchísima gente se quedó fuera al llegar al límite de inscripciones.

En Off Road había dos categorías, la Pro, que hacía todo el recorrido, y la Rookie que recortaba las zonas más complicadas y tenía algo más de asfalto.

En la Pro suelen haber tramos complicados, pero están bien señalizados en el roadbook y te dan la opción de poder evitarlos. Lo realmente difícil es poder completar todo el recorrido, que este año era de unos 400km, la mayoría de off road.

Salí para allí el viernes a media mañana. Normalmente voy en moto, desde mi casa hasta Vielha hay unos 400km recorriendo bonitas carreteras por los Pirineos, pero en el último momento decidí ir con la furgo. Una semana antes le puse a la DesertX unos Dunlop 908RR, a medida que se acercaba la Rodi el pronóstico del tiempo era de lluvia, no me daba tiempo a cambiarlos y no me apetecía hacer curvas con el asfalto mojado y estos neumáticos duros y endureros.

Esperando a realizar la verificación

Al llegar a Vielha me encontré con un ambiente a tope. A pesar de los cientos de participantes, las colas estaban súper organizadas y me inscribí muy rápido. Me quedó tiempopara pasear por los diferentes stands de las marcas colaboradoras y ver muchas caras conocidas: Joan Pedrero, Kirian Miravet, Gerard Farrés, o Charly Sinewan, rodeado de gente que le pedía autógrafos o hacerse una foto con él.

Miravet, Farrés y Pedrero (foto Motociclismo)

Charly Sinewan

Rieju presentaba su nueva Aventura 500. Me gustó especialmente la facilidad con que se puede replicar el móvil en el TFT de la moto, de esta forma la puedes usar como navegador, roadbook… otras marcas podrían tomar nota.

Rieju Aventura 500

El roadbook en la propia pantalla de la moto, ¡genial!

Varias marcas dejaban probar sus motos: AJP, Macbor, Guzzi o Aprilia, con los chicos de Twin Trail, que llevaron varias Tuareg. También estaba Andreani y muchas otras empresas, en esta fiesta que una vez al año llena de motos la capital aranesa.

Luego estuve en la presentación que nos hicieron del proyecto de Moturismo de Lleida, una iniciativa promovida por el Patronat de Turisme de la Diputació de Lleida. Han creado 10 rutas muy atractivas para circular en moto por la demarcación de Lleida. Además, han establecido un sello de calidad que identifica a 50 establecimientos de alojamiento turístico y otros servicios complementarios: restauración, cafeterías, museos, etc. Para la obtención del sello, los establecimientos han de superar un curso para mejorar su atención al cliente motorista y disponer de servicios como zona de aparcamiento cubierta y cerrada, taller y herramientas de reparación, lavandería, espacios para guardar los cascos, etc. También deben comprometerse a facilitar información sobre las rutas, meteorología, atractivos turísticos… Podéis encontrar más información en su web: https://moturisme.com/

Más tarde se realizó el briefing. Empezó Jordi Esteve, iniciador y alma mater del evento explicando las características del recorrido asfáltico. Luego fue el turno de Salva Echevarría, encargado del recorrido off. Salva se pega unas palizas importantes durante todo el año para diseñar el recorrido y sobre todo para tener los permisos de paso, algo que parece imposible tal como están las cosas hoy en día. Lo han conseguido a base de diálogo, generando confianza y creando sinergias con los ayuntamientos, municipios y fincas privadas por la que transcurre la Rodi. Un 10 para ellos y para las decenas de voluntarios que trabajan incansablemente para que el evento sea posible.

Jordi Esteve (foto Motociclismo)

En el centro Salva Echevarria (foto Motociclismo)

Tras el briefing nos fuimos a cenar. En la mesa estuve con Pablo Silván de Ducati, Jaime Lozano (Cabras sobre ruedas), Charly Sinewan y su pareja Daniela, el dakariano Javier San José Yétor y el youtuber Martín Solana. Ya os podéis imaginar de qué se habló en la cena, que se alargo hasta que no echaron del restaurante. Nos fuimos a dormir demasiado tarde, teniendo en cuenta que había que levantarse muy temprano. Charly, Martín y yo decidimos que saldríamos juntos al día siguiente.

¡EN MARCHA!

Estuvo lloviendo toda la noche. Salí del hotel para reunirme con Martín y Charly. Seguía lloviendo a cántaros y aún estaba muy oscuro. Al poco de salir nos metimos por caminos, enseguida me di cuenta de que la elección de neumáticos no había sido la correcta, los 908 son neumáticos de enduro, buenísimos para terreno seco, muy duros, nada que ver con el terreno completamente encharcado, con piedras y raíces que resbalaban como el jabón y barro por doquier.

Habíamos recorrido pocos kilómetros y Martín, que habría paso, se quedó enganchado en una subida de piedras, por suerte tiene piernas largas y está fuerte, así que salió sin problemas. Yo iba detrás y lo pude esquivar, igual que Charly. Paramos a esperarle y supe que yo no era el único con problemas, los otros dos también me comentaron lo complicado que era mantener la moto en el camino.

Charly pasó delante, iba a muy buen ritmo. Yo le seguía. Estaba empezando a entrar en calor y por fin me sentía a gusto. Posiblemente por eso y por un exceso de confianza, di demasiado gas cuando por fin se acabaron las piedras y vi una pequeña recta en la que se podía correr. Grave error. Lo hice justo cuando la rueda trasera estaba encima de una losa de piedra oculta bajo hojas y barro. La moto se giró de golpe y sin tiempo a reaccionar me fui terraplén abajo.

De repente me noté cayendo sin control, sólo oía los chasquidos de las ramas que íbamos rompiendo la moto y yo a nuestro paso. Aquello se me hizo larguísimo, no paraba de caer esperando el golpe al final, que por suerte no se produjo. Cuando finalmente me detuve estaba rodeado de maleza. La moto estaba a mi lado con las ruedas hacia arriba. Yo notaba dolor en un costado y un dedo, pero milagrosamente no parecía tener nada grave.

Como pude apagué el contacto de la moto. Vi que la araña y la cúpula estaban rotas, pero en ese momento era lo que me importaba menos. Estaba en un terraplén, a unos 10 metros por debajo del camino, cubierto de matorrales, de tal forma que los que circulaban por la pista no podían verme. De hecho, Martín pasó por allí sin enterarse de que me había caído.

¿Quién podía suponer que allí abajo estaba mi moto?

Por allí arriba pasaban las motos sin verme

Tuvimos mucha suerte, los matorrales amortiguaron y pararon la caída

Con bastante esfuerzo conseguí gatear hasta el camino. Los compañeros flipaban cuando veían la moto allí abajo. Mientras mirábamos como sacarla, a otro piloto le pasó lo mismo que a mí y en el mismo sitio, por suerte no se fue abajo, pero se pegó un tajo en la nariz muy importante. Aquello era una pista de patinaje.

Enseguida apareció la solidaridad motera. Los primeros en llegar fueron dos voluntarios en moto: Alan (Scrachalot) y Aran. Pudimos poner la moto de pie y asegurarla gracias a la cincha Tow Strap de Giant Loop que siempre llevo conmigo. Luego llegó Santi que me dejó una sierra de cadena, otra cosa que suelo llevar pero que esta vez olvidé. Con ella y la Leatherman desbrocé medio bosque para dejar un camino abierto por donde sacar la moto. El instagramer Killian Moreno, August de Tumototrail y muchos más también me ayudaron a intentar sacar la DesertX de allí, pero era imposible hacerlo a base de músculos así que llamé a un servicio de grúa.

La moto ya de pie y asegurada con la correa de Giant Loop

Mientras esperaba llegaron Javier Go Ca, Javier San José Yétor y Bernat Marcillas que también estaban colaborando con la organización. Los llamaron para que vinieran a socorrerme y tuvieron que hacer un montón de km para llegar hasta mí.

Por fin llegó el 4×4 que tenía que sacar la moto de allí. Esperábamos que al menos llevara un winch pero nada de eso, su idea era usar la bola de remolque para estirar la moto. Por suerte, con la ayuda de esos tres cracks la mantuvimos derecha y la subimos con mimo o con su sitema la habríamos destrozado. No fue nada fácil, a Yétor le costó un buen tajo en la frente y Javier casi se deja la espalda, pero conseguimos subirla.

Los Javis y Bernat subiendo la moto

Conseguido! Con Yétor, Bernat y Javi. Unos cracks!!

Así acabó el pobre Javier Yétor. Por suerte no fue nada grave pero nos dió un buen susto verlo salir todo ensangrentado.

Un agradecimiento enorme a todos los que me ayudaron, ¡la solidaridad motera es muy grande!!.

Increíblemente, a pesar de estar mucho rato con las ruedas para arriba, la DesertX arrancó a la primera, unas cuantas bridas y me llevó sin problema hasta Vielha. ¡Es dura esta chica!

Luego me fui enterando de la debacle, 40 motos se quedaron a dormir en plena montaña, imposible rescatarlas por culpa del barrizal, y mucha gente acabó llegando en plena noche… ¡un caos! Al dia siguiente la organización tuvo que montar todo un dispositivo de rescate.

Y yo que salí milagrosamente ileso. Bueno, también gracias a ir super protegido: botas de enduro Sidi Atojo, rodilleras EVS Epic, Armadura Forcefield Proshirt y casco AGV Ducati… Está clara la importancia de las protecciones yendo en moto.

Respecto a la Ducati, se rompió la cúpula, la araña de plástico, el TFT, un cubre manos y se acabó. Las protecciones hicieron su trabajo y los adhesivos de Uniracing la protegieron de rayadas. Enseguida los chicos de Ducati Girona la dejaron en plena forma y con ganas de seguir dando guerra.

Así quedó la parte delantera. Muy poco para lo que podía haber sido

Listos para volver a casa. Al final fue una suerte haber ido con la furgo

Encontré la tablet Carpe Iter a bastantes metros de la moto, pero también demostró lo dura que es, salió indemne. Por cierto, ha valido la pena tener seguro a todo riesgo, me ha costado los 600€ de la franquicia, pero el resto de la reparación subía bastante más, la verdad es que la aseguradora (AMV) se ha portado súper bien.

El día acabó genial, con una cena fantástica rodeado de cracks. Muchas historias que contar en esa mesa, muchas horas de moto. La mayoría son amigos con los que hemos compartido muchas aventuras, pero no conocía a Charly Sinewan y Javier Yétor.

A mi derecha Bernat, Yétor, Javi, Carla, Aleix, Martín, Daniela, Charly, Isaac

Javier, todo un finisher del Dakar, se dejó la piel junto con Bernat y Javi Go Ca (dos grandes amigos) para sacar mi moto del terraplén. Les estoy súper agradecido. Charly es un tío cercano y súper agradable, muy lejos del estereotipo de los youtubers que se creen estrellas de cine (y él se lo podría creer con razón). Me supo mal no poder compartir más ruta con él y con Martín Solana ya que lo estábamos pasando muy bien. Ojalá podamos repetir lo antes posible. Su pareja, Daniela es un encanto de persona. Y los del Twin Trail Team en su línea, unos cracks. De los poquísimos que pudieron validar todos los waipoints. No me extrañó de Isaac y Aleix, pero lo de Carla es de traca, ¡bestial!!

En fin, la cena sirvió para sacarme el mal sabor de boca de un día para olvidar.

Aquí os dejo un link del magistral vídeo sobre la Rodi que hizo Jaime Lozano (Cabras sobre ruedas). Del minuto 6 al 9.43 explico mi caída y se ven vídeos del rescate.

https://www.youtube.com/watch?v=xLXTr8f0kjc

¡Pero lo que tengo claro es que el año que viene vuelvo!!

GAS!

Ya vuelve a estar así de guapa