Últimamente se me ha metido en la cabeza comprar una trail/enduro clásica. Tengo idealizadas esas primeras trail monocilíndricas que veía pasar cargadas de equipaje, con ese inconfundible “pop pop pop” de sus escapes. Me veía cruzando el mundo sobre ellas y llegando a lugares exóticos gracias a su robustez, simplicidad y fiabilidad.

Luego las vi cruzando el desierto y ganando el Dakar, y mis sueños se iban hasta allí… pero eran motos inalcanzables para mí en ese momento y nunca las pude tener.

Ahora, con más recursos, y sobre todo tiempo, me gustaría restaurar una de esas y darle una segunda vida. En general son motos sencillas a las que me atrevo a meterles mano incluso con mis limitados conocimientos de mecánica. También participaría con ella en salidas y pruebas de clásicas, y para eso ha de ser anterior al año 2000.

Mi idea original era pillarme una de aspecto dakariano: Honda XL, Yamaha Ténéré, Suzuki Big…pero tras probar una Ténéré se me quitó de la cabeza. Demasiado pesada y voluminosa. Con los años y mis lesiones de hombros me doy cuenta de que no tengo la fuerza de antes para sujetar motos pesadas, me lo paso mejor con las ligeras. Así que el foco lo he desviado a motos más endureras y de menos peso. Y aquí entraron las míticas Honda XR.

La ventaja de las XR es que aún se encuentra bastante recambio y hay preparaciones espectaculares. Pero tienen una pega muy grande: el arranque es a patada. De todas formas, he ido investigando y hay opciones para poner arranque eléctrico pero entonces el precio se dispara.

Mientras voy cavilando, mi amigo Enric, un amante de las clásicas, me dio la posibilidad de probar sus dos motos, una Honda XR650R y una Yamaha TT600 Belgarda, las dos en perfecto estado.

Lógicamente, no podía dejar de pasar la oportunidad de probar esas dos joyas y nos pasamos un día entero rodando con ellas.

Empecé con la Yamaha. Tiene un motor lleno de bajos, que permite rodar a ritmo tranquilo gozando del sonido clásico de esos motores con grandes perolos. Buenos bajos y medios pero nada arriba, se acaba pronto. Pero si sabes rodar con marchas largas se puede ir muy rápido aprovechando la enorme tracción de ese tractor.

Enric ha hecho preparar las suspensiones y van muy bien. Además la TT Belgarda es una rareza con motor de arranque y tiene subchasis, así que es ideal como moto trail. Una joya que, por cierto, tiene en venta. Lo que no me gustó de esa moto es su posición yendo de pie. Los estribos van muy adelantados y el manillar queda muy cerca del cuerpo, así que es casi imposible rodar de pie, es una moto diseñada para ir sentado.

Luego me dejó subir en la XR. Eso ya son palabras mayores. Lo primero que impresiona son las inacabables suspensiones, una alfombra voladora. Luego el motor, bestial. Circular con marchas largas aprovechando esos bajos inmensos es toda una experiencia. Y a la que das gas parece que te vaya a arrancar los brazos, estira y estira sin parar. Pero es mucho más dócil de lo que pensaba, se puede rodar a ritmo de paseo sin que se queje en absoluto, la verdad es que pensaba que sería mucho más bestia de lo que es… sino la cabreas 😉

Nos despistamos en un camino que se convirtió en trialera. Me aterrorizaba la idea de verme atrapado en ella, que se me calara y la tuviera que poner en marcha a patada, pero sin darme cuenta pasé el tramo más complicado como si fuera una pequeña enduro. Es mucho más ágil de lo que pensaba y con esas suspensiones y la enorme tracción se pasan los obstáculos sin problema.

Su principal hándicap es el arranque a patada. Enric le tiene cogido el truco y la arranca fácil si puede poner el caballete y subirse encima. El problema está si lo tienes que hacer en una mala posición. Allí te puedes morir. Tampoco me gustó la posición yendo de pie, no es tan evidente como en la TT pero sigue siendo una moto para ir sentando, como todas las de esa época, y eso a mí me cuesta mucho.

No tiene subchasis bajo el guardabarros tasero, lo que complica llevar equipaje. Tampoco es una moto para hacer largos trayectos por carretera ya que las marchas son muy cortas. La XR es una pura sangre diseñada para ganar la Baja y eso nadie se lo puede discutir.

 

Cuando llegué a casa no pude resistir la tentación de subirme a la 701 para comparar sensaciones en caliente. No hay color, los años no pasan en balde. Quien diga que las motos de antes son mejores que las de ahora que haga esta prueba. Supongo que me caerán palos de los puristas amantes de las clásicas, pero para mí está claro que las motos modernas las superan en todo… o casi. Al menos mi 701.

Sólo hay una razón para comprarse una clásica: la nostalgia. Pero es una buena razón… por eso sigo buscando mi clásica. Ya os iré contando. De momento voy a probar en breve una XR600R con arranque eléctrico y una XR400R a patada. Veremos.

Muchas gracias por dejarme hacer esta comparativa Enric, y enhorabuena por tener estas joyas.