A las afueras de Kalabaka

Miércoles 23 de mayo: De Meteora a Delfos

Mientras desayuno voy haciendo un resumen mental de lo que viví ayer, un auténtico espectáculo. Un solo día aquí y Grecia ya me ha enganchado.

Hoy voy a cumplir un sueño que tengo desde que era un crío: visitar los monasterios de Meteora. Hace años los vi en un libro que me regalaron unas Navidades. Esas construcciones allí suspendidas me parecieron mágicas, así que cuando planeé el viaje eran una parada obligatoria.

Las rocas donde se construyeron los monasterios serían según los antiguos escritos cristianos «las rocas enviadas por el cielo a la tierra» para permitir a los griegos retirarse y rezar. Los primeros monjes que habitaron las Meteoras en el siglo XI, eran ermitaños que vivían en las cuevas y que querían estar más cerca del Creador. Los primeros monasterios se fundaron en el siglo XIV y llegaron a haber 24. 

Muchos de los monasterios fueron destruidos total o parcialmente durante la Segunda Guerra mundial por las tropas alemanas ya que la resistencia griega se refugió en ellos. Actualmente solo quedan 6 y son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1988.

Como mínimo quería visitar dos, uno pequeño y uno grande así que programé un recorrido a pie que me permitiera además caminar entre esas colosales rocas. 

Desde Kalabaka salgo en moto hasta la vecina Kastraki y aparco a las afueras. Empiezo a caminar por un pequeño sendero entre las rocas. En muchas de ellas veo los anclajes que usan los escaladores, esto debe ser un paraíso par ellos.

Al fondo las montañas desde las que llegué ayer

Fijaciones para escalada

Primero voy a un monasterio muy pequeñito, el de Hypapante. Como que a este no llega la carretera y es temprano no hay casi nadie. Es precioso. Metido en un hueco de la roca, todo en miniatura. En él sólo podían vivir 6 monjes. Es el segundo más antiguo de Meteora y se cree que se construyó sobre 1357. Antiguamente sólo se llegaba a través de una escalera de madera de 50 metros hasta que se construyo la actual de piedra. Está completamente restaurado como todos los que quedan en pie. En 1996 comenzó la restauración que acabó en el 2000 pero la iglesia con sus trabajadísimas pinturas ortodoxas se mantiene intacta desde su origen. Es una pena pero su interior no lo dejan fotografiar.

Hypapante

La angosta entrada al monasterio

Justo enfrente del monasterio hay un monumento al héroe local Thymios Vlachavas que luchó contra el poder otomano en la región. 

Feliz!. Sueño conseguido

Hypapante visto desde el monumento a Vlachavas

Desde allí sigo un sendero que sube entre las enormes piedras hasta tener unas vistas increíbles. Todo muy tranquilo, la gente prefiere ir en coche hasta la puerta de los monasterios lo que es una suerte para los que nos gusta caminar.

A ese toro también le gusta la tranquilidad y las vistas

Llego hasta el mayor de todos, el de Gran Meteoro. No tenía claro si lo iría a ver ya que lo imaginaba plagado de gente pero entro al ver que está muy tranquilo. En este aún quedan monjes viviendo en una parte que no se puede visitar. Hay un museo, habitaciones con el mobiliario original y los utensilios que utilizaban, el huesario con los restos de los monjes… todo muy interesante. Pero lo que más me impresiona es ver los monasterios desde lo lejos, me imagino la dificultad que debía tener construirlos allí arriba, me quedaría horas mirándolos.

El Gran Meteoro

 

También se accede por una estrecha entrada excavada en la roca

Vista de Kastraki desde Gran Meteoro

 

 

El monasterio de Varlaam visto desde Gran Meteoro. El que se ve más abajo creo que es el de la Trinidad

Acabada la visita bajo por el antiguo sendero que usaban los monjes para llegar al pueblo, o la gente del pueblo para visitar a los monjes, no lo tengo claro. Es muy bonito y desde él se pueden ver varios monasterios desde la base de las rocas. 

Ruinas de un antiguo monasterio

El de Varlaam allí arriba

Monasterio de Hagios Nikolaos Anapafsa

Puente en el antiguo sendero

Cojo la moto y me voy a cambiar al hotel, mi idea es ir a comer a un punto elevado desde el que según me han dicho hay una buena vista del conjunto pero se pone a llover y decido irme. Tomo unas últimas fotos y salgo hacia Delfos, mi siguiente parada.

 

Monasterio de Varlaam

Monasterio de san Esteban

Monasterio de la Trinidad

Por el camino hay momentos de lluvia muy intensa. Tengo previsto pasar por Termópilas pero está lloviendo a tope así que desisto y tomo dirección a Delfos. Es entonces cuando la carretera sube hacia las montañas y se hace realmente interesante. Deja de llover y la disfruto de verdad, es preciosa. Parece que los ingenieros griegos sean motoristas, las carreteras son perfectas para ir en moto con curvas bien peraltadas, de circunferencias perfectas… Además los radares están muy señalizados y hay muy poco tráfico. Un paraíso para ir en moto.

Llego a Delfos al caer la tarde. Encuentro un hotel sencillo pero barato y con una terraza al jardín muy agradable. Descanso un rato y me cambio para hacer turismo y cenar. Doy una vuelta por el pueblo pero me parece muy turístico y poco interesante a no ser por su ubicación privilegiada con unas vistas fantásticas.

Este es el «parking» que anunciaba el hotel

Habitación con terraza

Vistas desde Delfos

Tras una cena típicamente griega (tzatziki y musaka) me voy a dormir temprano que ya se nota el cansancio. Mañana voy a visitar las ruinas y museo de Delfos y luego, por la costa hasta Olimpia. Ya he visto algo de la Grecia montañosa y del interior, ahora toca de conocer la Grecia costera.

El tzatziki será el sabor de Grecia que me va a quedar para siempre