Lunes 14 de mayo: Plitvice, costa croata, Split

La visita al parque natural de Plitvice era una de las visitas top del viaje. Sin embargo cada vez soporto peor los sitios abarrotados de gente y había visto fotos en las que los turistas apenas podían moverse por las pasarelas de madera, si eso era así me arruinaría la visita.

Por eso escogí como hotel la Villa Knezevic, una casa particular que han habilitado como pequeño hotel. Muy recomendable y las chicas que lo llevan son amabilísimas. Queda a unos 20 minutos caminando de la entrada 2 del parque, una entrada que recomiendo ya que me ha parecido menos frecuentada que la 1. 

La idea es estar a las 7 en punto en la entrada para llegar antes que se masifique el parque. A las 6:30 salgo del hotel sin desayunar (en el hotel empiezan a servirlo a las 8) y me pongo a caminar por el bonito sendero del bosque hasta llegar a lo que supongo es la entrada. Me sorprende no ver a nadie, esperaba encontrarme con la cola de los ansias como yo, pero sólo está la chica medio dormida que vende las entradas y me dice que soy el que inauguro el parque. Bien!

Tras una corta caminata llego al embarcadero donde unos pequeños barcos te llevan al otro lado del lago. La bruma matutina le da un aspecto mágico al entorno. El capitán aún se está tomando un café y pone el barco en marcha para mí. Tras un corto recorrido desembarco al otro lado del lago y empiezo el recorrido a pie.

Barco privado

No me defrauda, es una maravilla. Una orgía de ríos, cascadas y lagos de aguas cristalinas en las que se refleja el paisaje como si fueran espejos se suceden sin parar… ¡y todo para mí sólo!!! no me lo puedo creer. La ruta (perfectamente marcada) que hago es circular y vuelvo a llegar a donde he desembarcado. 

Senderos desiertos

Tomo otro barco que tras un recorrido más largo a través del precioso lago me lleva al sector de la entrada 1. Allí encuentro una cafetería abierta y desayuno algo. Todo sigue muy tranquilo.

Recorro esta parte del parque hasta la gran cascada, y me voy acercando a la entrada 1 cuando empiezan a llegar las hordas invasoras de asiáticos armados hasta los dientes con palos selfie. Han llegado los autocares. Tras una batalla desigual ya que me superan en número y armas, pienso que lo mejor es una retirada a tiempo y quedarme con la imagen idílica de los lagos sin gente. Son casi las 11 y he estado cerca de 4 horas con el parque a mi disposición, no se puede pedir más.

 

Pasarelas vacias!!

La gran cascada

 

Vista desde la entrada 1

La cueva sin suelo ni techo

Si vais por esa zona no os podéis perder la visita a Plitvice, en medio día se puede recorrer mucho parque y es una maravilla. Pero hay que ir muy temprano, el esfuerzo vale la pena.

Tomo el bus que enlaza la entrada 1 a la 2 y desde allí me pongo a caminar hacia el hotel cuando me cae una de esas trombas de agua a las que ya me voy acostumbrando. Pienso en las chicas orientales que he visto en el parque, vestidas como si fueran a una fiesta y me entra la risa. Llego completamente empapado al hotel pero me da igual, he sido el visitante VIP de Plitvice.

En el hotel me han dejado guardar la moto y el equipaje en su garaje y me puedo cambiar. El problema es que sigue lloviendo torrencialmente. Me lo tomo con calma, contesto unos correos, me ofrecen un café… y cuando para la lluvia salgo hacia mi siguiente objetivo: el aeropuerto abandonado de Zeljava. 

El garaje del hotel con Bellissima esperándome

Un amigo me comentó la existencia de este aeropuerto y no me lo he querido perder, además queda a pocos kilómetros de Plitvice. A medida que me voy acercando al aeropuerto el paisaje se hace menos agradable. Voy avanzando por una estrecha carretera llena de agujeros y con la maleza que la está invadiendo cuando topo con un letrero que avisa de peligro por minas. Paro acojonado. Hace un momento he adelantado a un coche al que veo llegar y le pregunto si puedo seguir. Me comenta que no hay peligro si no salgo del asfalto, ¡no pienso hacerlo!!.

Peligro!! Minas

Al cabo de poco llego a uno de los hangares que había visto en las fotos de mi amigo. Paro la moto y me meto dentro, oscuridad total, da yuyu. El cielo gris, la llovizna y el extraño silencio crean un ambiente fantasmagórico que por un lado incomoda pero por otro es tremendamente atractivo. Vuelvo a montar en la moto y me voy al segundo hangar, este aún conserva la entrada con forma de avión.

Bellissima a punto de despegar. Al fondo, en las montañas, los hangares.

Luego recorro las larguísimas pistas de aterrizaje buscando un avión que he visto en fotos hasta que una cadena me corta el paso. Al otro lado está Bosnia-Herzegovina. 

Me paro allí y me doy cuenta de que a ambos lados de la pista hay unos cráteres con una especie de cintas blancas. Me pregunto si ha estado provocados por las explosiones de las minas y estas cintas las han usado para marcar los puntos donde estaban. Luego he visto que si, usan las cintas para marcar el terreno que van limpiando de minas.

Al otro lado de la cadena Bosnia-Herzegovina

¿Cráteres de explosiones?

Al final doy con el avión. Tiene muchos impactos de bala, no sé si producidos durante la guerra o simplemente por cazadores que se han ensañado con él pero impresiona verlo allí abandonado.

Dos aviones. Ahora solo vuela el que está en primer término.

Al irme paso por una granja donde hay unos niños jugando y me viene a la memoria el cartel de las minas, ¿cuántas deben quedar? viven muy cerca.  Luego he leído que en muchos sitios de Bosnia-Herzegovina hay sitios en los que la gente vive a escasos metros de campos minados y no pueden dejar salir a jugar a los niños. Que horribles secuelas deja la guerra.

La lluvia me ha respetado en Plitvice y en el aeropuerto pero en el viaje hacia Zadar (costa croata) ha sido tremenda. Sigo alucinado con el traje Ducati que aguanta estoicamente por mucha agua que caiga. 

Paisajes inundados tras las lluvias

Cerca de Zadar el aguacero es tan fuerte que decido irme hacia Split, no tiene sentido ver la costa croata así. De hecho apenas puedo ver el mar. En Sibenik por fin el cielo se ha abierto y he podido hacer unas fotos de Bellissima al lado del mar. Lo hemos agradecido los dos.

La entrada al parque natural Krka

Por fin el sol!!

Costa croata

En Sibenik

Ya en Split he podido conocer a Josko, un amigo de Facebook. Después de cenar me ha hecho de fantástico guía por la preciosa Split. Gracias amigo!!

Fantástica cena con Josko

Split

La Split romana

Tendederos correderos

 

 

Los hoteles que he ido reservando me han funcionado. La premisa era un precio ajustado, céntricos y con parking para la moto. Así puedo visitar la ciudad a mi llegada y/o a la mañana siguiente. Luego me pongo la ropa de moto y me voy. El de Split (Rooms Stambuk) no ha sido una excepción y si bien me ha asustado un poco al llegar por encontrarse en un edificio bastante viejo y ser el más barato de los que había reservado (110 Kn / 15€) la habitación es muy correcta y está al lado del centro histórico. Además tengo la moto justo debajo de mi habitación perfectamente custodiada por alguien que encuentra muy cómodo su asiento ;).

Custodiando a Bellissima

Martes 15 de mayo: Split, Mostar y Sarajevo

Mi reloj biológico funciona muy bien estos días, se ha adelantado y me despierta cada día sobre las 6 así que tengo tiempo de preparar tranquilamente el equipaje y visitar los sitios donde me quedo a dormir, esta mañana será Split. 

Al bajar compruebo que Bellissima sigue perfectamente vigilada y entiendo el porqué de las protecciones en los asientos de las motos de los vecinos 😉

Parece que está cómodo

Aquí no lo estaría tanto

Split me ha encantado. Ayer noche Josko que me enseñó preciosos rincones y hoy los he podido ver a la luz del amanecer. 

Puerto de Split

Por aquí entraban los romanos las mercancías desde los barcos

Esfinges egipcias al alcance de la mano

Si le tocas el dedo gordo a Grgur da suerte, por eso está tan brillante. Yo lo hice y me funcionó.

Restos de la muralla romana

A las 9 me ha me encontraba con un informático que me ha reparado el portátil. No me ha funcionado desde el primer día y era un fastidio cargarlo todo el viaje para nada. Ha tenido que reinstalar Windows y he perdido la mañana y la posibilidad de hacer alguna de las paradas previstas antes de llegar a Mostar. 

Maldito Windows

He salido de Split por carreteras secundarias y vistas preciosas disfrutando de la moto. La Multistrada hace honor a su nombre y se disfruta en todo tipo de carreteras. Con buen tiempo, preciosos paisajes y la música del Termignoni me siento el rey del mambo.

Al entrar en Bosnia-Herzegovina ya se nota el cambio de cultura. Es muy diferente a Slovenia o Croacia que son muy europeas. La influencia musulmana se siente mucho, en como visten las mujeres, en las iglesias… también se ve más pobre, entre otras cosas por el estado de sus carreteras. ¡Pero me gusta que el viaje se vuelva más exótico!

Primeros pueblos en Bosnia-Herzegovina

De camino a Mostar he visitado el curioso nacimiento del rio Buna que sale de una cueva cerca de Blagag.

Nacimiento del Buna

Mostar me ha impresionado. Las heridas que ha dejado la guerra son muy profundas y visibles en muchos edificios, algunos con agujeros de proyectiles y otros completamente destruidos. Pone la piel de gallina pensar en lo que pasó aquí hace poco. La parte antigua es muy bonita pero convertida en un zoco para turistas.

Recuerdos de la guerra en Mostar

Centro histórico de Mostar

El Stari Most en Mostar, todo un símbolo.

Al cruzar por el reconstruido Stari Most (el puente viejo) me han venido a la cabeza las tristes imágenes de su destrucción y justo cuando iba filmar un vídeo desde allí han empezado los cánticos en las mezquitas. Estoy acostumbrado a oírlos cuando estoy en Marruecos y me gusta pero aquí me hacían sentir raro. Se ha producido un silencio y una especie de calma tensa. Seguramente me han influido las cosas terribles que a raíz del viaje he ido leyendo sobre la guerra en la antigua Yugoslavia y de las que me avergüenza haber sabido tan poco hasta ahora. También las conversaciones que sobre el tema he tenido en Croacia donde miran a sus vecinos con recelo. Esperemos que el tiempo y el sentido común haga que todo se vaya poniendo en su sitio pero de momento da la impresión de seguir siendo un polvorín que se mantiene estable gracias al recuerdo de una guerra a la que nadie quiere volver. Gobiernos rotatorios con varios presidentes, entidades que aún conservan muchos poderes respecto al gobierno federal, múltiples religiones, rencores y recuerdos de las atrocidades cometidas hace sólo 26 años… todo ello debe hacer muy complicada la gobernabilidad y la convivencia que por suerte no se nota, al menos de puertas a fuera. Con esto no quiero dar una imagen de inseguridad que no he notado en ningún momento. 

Demasiadas tumbas

Lo cierto es que Mostar es una parada obligatoria en esta zona y lamento no haber podido pasar más tiempo en ella pero mi objetivo es dormir en Sarajevo y he perdido muchas horas por culpa del maldito ordenador así que continúo la ruta siguiendo la preciosa carretera que recorre la profunda garganta del Neretva. 

Me las prometo muy felices al salir de Mostar, me quedan unas dos horas para llegar a Sarajevo y aún no ha llovido!!! Tendré tiempo para visitarla. Es pensar eso, empezar a llover y bajar la temperatura que se queda en 5 grados. Los kilómetros se me hacen interminables.

En esta carretera cuesta mucho adelantar legalmente a los lentísimos camiones y en pleno desespero me salto una línea continua. Al cabo de poco me para la policía. Lo hacen en pleno aguacero pero consigo darles tanta pena que me dejan seguir no sin antes prometerles que no lo haré nunca más. Y lo cumpliré ya que aquí se te quedan el permiso de conducir hasta que no vas con ellos a un banco a ingresar la pasta (al menos eso es lo que entiendo de sus explicaciones) lo que significaba ir 30km hacia atrás, pagar 200€ y perder 2 puntos de carnet. En mi estado actual lo que más me aterroriza son esos kilómetros adicionales, menos mal que se apiadan de mí.

Llego a Sarajevo muerto de cansancio y frío y es que en las montañas que lo rodean y por donde he pasado aún hay mucha nieve. Por suerte el hotel es muy confortable, me doy un larguísima ducha caliente y ya vuelvo a estar dispuesto a visitar un poco la ciudad (ya es de noche) y a cenar las típicas cevapcici, una especie de empanada con salchichas y cebolla. No son nada del otro mundo pero con el hambre que tengo me parecen estupendas.  Lo que no tengo tan claro es el yogur líquido para beber… Una vuelta por la ciudad, un té turco con unas pastitas y a la cama. Pero antes hay que actualizar el pu** windows!!

Enorme cementerio al lado de mi hotel

El cevapcici