Amanece. La vista desde mi ventana

Sábado 19 de mayo: Albania. Valle de Theth, Skoder, Tirana

Me despierto a las 5:30 como cada día, no sé porqué pero desde que salí de viaje esa es mi hora sin necesidad de despertador. Es perfecto ya que así puedo salir temprano.

Aprovecho que en la casa aún duermen todos para caminar un rato por el valle. No hay un núcleo urbano definido, solo casas desperdigadas muchas de las cuales las ofrecen como casas de huépedes. El turismo ha llegado. De todas formas los 15km de pista de tierra que aún quedan son un freno para el turismo masivo. Esto cambiará el día que la asfalten. Será bueno para los habitantes pero malo para el valle que es maravilloso, aún virgen y rodeado de altas montañas.

Mi «hotel» Las ventanitas de arriba son las de mi habitación.

Mientras paseo voy pensando que hacer los días que me quedan. No tener reservados los hoteles me ha liberado. Poder improvisar incrementa mucho la sensación de aventura y voy mucho más tranquilo que al principio del viaje. De todas formas puede que me esté relajando más de la cuenta y ya llevo casi dos día de retraso sobre el itinerario previsto, por algún sitio tendré que recortar si quiero estar el día 24 en Olimpia. Pero lo primero es decidir que voy a hacer hoy.  Al valle se puede acceder por tres sitios: La carretera más utilizada por donde llegué (SH21), tanbién hay un sendero que lo une a Valbone y que es muy apreciado por los montañeros. Por último otra pista que sigue río abajo y que puse como opción en el GPS, es la que me gustaría coger para salir del valle.

Regreso a la casa cuando ya se han despertado mis anfitriones y preparan el desayuno. Mientras desayunamos les pregunto si saben como está esa pista pero me desaconsejan tomarla. La nieve y las recientes lluvias la han destrozado. Son más de 60km con zonas muy pedregosas y otras embarradas. Vaya… eso no me lo esperaba y regresar por el mismo sitio es algo que nunca me ha gustado. Finalmente me despido de ellos con muchas ganas de volver algún día para caminar por esa maravilla de montañas antes de que lleguen las hordas con los palos selfie (no vi a ninguno!!).

El repetitivo proceso de hacer el equipaje. He mejorado con los días pero la preparación sigue siendo larga.

Salgo en moto pero no consigo autoconvencerme de que lo más sensato es volver por donde he venido. Decido probar la pista mala, siempre estaré a tiempo de dar la vuelta si las cosas se complican y habré visto algo más del valle que se vuelve más angosto al poco de salir. Las paredes de las montañas son casi verticales encima mío y paso cerca de unas cascadas preciosas, una maravilla de sitio. Pero el camino se va complicando. Cada vez está más roto, cruzo algún riachuelo, alguna poza de barro… el control de tracción trabaja a destajo para contrarrestar la falta de grip de los neumáticos asfálticos, la marcha es lenta y exigente. Llego a una bajada bastante fuerte y algo me dice que me estoy complicando la vida. Por un lado no me gustaría quedarme clavado en ese lugar tan remoto (compruebo que no tengo cobertura) y en el mejor de los casos voy a consumir todo el día allí a costa de otros sitios que quiero visitar. Por una vez y sin que sirva de precedente impera la sensatez y doy la vuelta. Regreso por donde he venido pero con la agradable sensación de haber hecho lo correcto.

 

Despidiéndome de Theth

Última vista del norte del valle, una maravilla

Ya de bajada

Llego a Shkoder a la hora de comer. Con alrededor de 90.000 habitantes es la 5ª ciudad de Albania. Lo único que me gustó de esta ciudad fue su aspecto de mercado al aire libre con todo el mundo vendiendo cosas en la calle, gente y bicicletas que te salen de cualquier sitio sin respetar señal alguna … caos y bullicio, muy diferente del aburrido orden del primer mundo.

Hace mucho calor y tengo hambre por lo que paro en el primer bar que veo en una zona sombreada pero solo sirven bebidas. Estoy saliendo cuando un chico me pregunta en perfecto inglés que es lo que estoy buscando. Enseguida pienso que será el clásico buscavidas que me mareará por media ciudad para sacarme dinero y una comisión al del restaurante. Cruzamos la calle hasta un carrito donde asan salchichas, ya me va bien pero estoy buscando un sitio para descansar un poco. No hay problema, me hace sentar en el bar de al lado, pide bebida y al poco tengo el hot-dog albano (riquísima salchicha especiada) en la mesa. Voy a pagar y me dice que ya lo ha hecho él, estoy invitado. Tras mucho insistir me deja que al menos le invite a un refresco. Charlamos un rato y se va. Estoy alucinado con la hospitalidad de los albanos, llevo solo dos días aquí y ya me han invitado a una casa, a comer, el chico que nos ayudó a cambiar el pinchazo del alemán… y pensar que había gente que me metía el miedo en el cuerpo con este país!!

Hot dog albanés

Ya recuperado me voy a visitar el enorme lago Skadar que está al lado de la ciudad y luego decido irme a Tirana. La circulación me recuerda a Marruecos, te puedes encontrar todo tipo de imprevistos, desde vacas por la carretera hasta coches en contra dirección lo que te hace estar realmente atento a la carretera. Divertido.

El enorme lago Skadar, al fondo Montenegro

Sin embargo los controles de velocidad son muy frecuentes. Ya es la segunda vez que cazan con el radar láser a un coche de va delante mío. Yo voy a la misma velocidad que él pero me libro, supongo que me hace de pantalla. A partir de ahora ya tengo el truco, me pongo tras un coche que vaya ligero y así le pillan a él. 

Entre la mañana entretenida por los caminos de Theth y el calor que hace llego a Tirana cansado. Me voy al centro y busco hotel. Veo uno muy alto en plena plaza Skanderberg, la principal de Tirana y para allí me voy. Cuando aparco la moto delante y veo al conserje uniformado de la entrada mirándome por encima del hombro (voy hecho un asco) ya me imagino que no va a ser barato pero ya que estoy allí… No, no es barato, es el mejor hotel de Tirana, el Plaza, lujo por doquier. Tras regatear un rato me lo dejan a un precio asequible para lo que es, desde luego muy por debajo de lo que estaría un 5 estrellas en cualquier otra capital europea… ¿me quedo?

Voy en una Ducati Multistrada Enduro Pro que es lo más de lo más, darme la vuelta por un vulgar tema de precio quedaría muy mal ¿no?. Creo que Bellíssima no me perdonaría el ridículo. Además hasta ahora me he portado muy bien con el presupuesto en hoteles y sobre todo necesito una ducha ya. Allí me quedo. Aparco la moto en el garaje del hotel y le doy mi equipaje al conserje estirado para que cargue con él. Es algo que no suelo hacer pero en este caso se lo merece, no me ha gustado como me miraba 😉

El Plaza

Bellíssima en la entrada del Plaza. Un hotel de su nivel.

La habitación es fantástica, da justo encima de la plaza y me puedo hacer una idea de lo que es Tirana. Me cambio rápido y me voy al spa. ¡Esto es vida!! Salgo de allí como nuevo y decidido a sacarle todo el jugo a lo que me cuesta el capricho por lo que subo a «The view» el bar que hay en el piso 23. Las vistas desde allí son impresionantes, 360º sobre la capital. Mientras saboreo el primer gin-tonic del viaje y con la ayuda del amable camarero que está allí la mar de aburrido (soy el único cliente) puedo diseñar desde las alturas el recorrido que haré antes de ir a cenar.

Las vistas desde mi habitación

Allí en medio se puede ver la famosa pirámide que hizo construir la hija del dictador Enver Hoxha para honrar la memoria de su padre. En frente la catedral ortodoxa

La nueva mezquita en construcción. Aquí todos la quieren tener más grande

La enorme plaza Skanderbeg

Tirana me ha sorprendido. Es mayor de lo que pensaba y con muchísima vitalidad. Han reformado la plaza central (enorme) y hay muchos edificios modernos. Lo que no encuentro es un casco antiguo, solo unas casas destartaladas al lado de edificios nuevos. Llego a una zona con mucha animación, restaurantes modernos con decoraciones muy al día. Siguiendo mi nuevo estilo de ducatista pijo en hoteles de lujo me siento en uno de ellos. Tras esperar un rato sin que me hagan caso decido irme y me voy a una zona con restaurantes de cocina local. Pido el que me dicen es un plato típico albano: fergese hecho con verduras y queso y algo de carne a la brasa, nada pijo, sencillo pero buenísimo y muy barato. He salido ganando con el cambio.

La espectacular plaza Skanderbeg

Mi hotel al fondo, una atalaya privilegiada

Skanderbeg, el héroe local

Curiosos pero muy visibles semáforos

La catedral ortodoxa de dudoso diseño

La enorme mezquita en construcción

La pirámide, hace años que dicen que la van a reformar (perdón por la foto).

Sigue en un estado lamentable

Zona pija de Tirana

Primer contacto con la cerveza local y el fergese

Ya en mi habitación repaso el día. ¡Que contrastes!. Ayer dormía en una humilde cama en medio de un valle perdido y hoy rodeado de lujos y excesos. No hay duda, me quedo con la casa del valle.

Mañana me iré a Macedonia, el lago Ohrid me espera.