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    Bueno, he llegado casi entero. Fue durísimo pero una buena experiencia.

    Por motivo de las elecciones, el Rally de Siete Aguas no se pudo celebrar el domingo. Las verificaciones eran el viernes por la tarde y la carrera el sábado.

    El viernes a las 13h cargábamos las motos mi compañero Xavier y yo en el remolque y nos poníamos en marcha. Xavier es un amigo con el que salimos a hacer enduro algunos fines de semana. A pesar de haber empezado muy tarde con esto del enduro el tío va fortísimo, el año pasado quedó campeón de España de Rally en su categoría, y hace poco octavo en el Hellas Rally (Grecia). Él es el culpable de que me metiera en este lío.

    Un día me estuvo contando que existía el campeonato de Rally TT y que además había una categoría trail. Me dijo que tendría que probarlo y esa idea fue madurando en mi cabeza.

    Participar en el Dakar es un sueño de juventud que no podré cumplir. Desde que Sabine empezó, pasando por los fantásticos relatos de Juan Porcar -a quien por cierto conocí hace poco y pude agradecerle sus fantásticas crónicas en el Solo Moto- cada año he ido siguiendo y babeando con esta carrera. Como que ese tren ya me ha pasado de largo me pareció que correr en un rally de estos podía ser lo más parecido a un Dakar, así que decidí sacarme la espina e inscribirme en la primera carrera del 2014: el Rally de Siete Aguas en Valencia.

    Para puntuar en el Campeonato de España de Rally TT hay que usar road book. Esa idea me aterrorizaba ya que soy muy malo navegando y no lo he utilizado nunca. Me admira ver a esa gente yendo tan rápido y mirando las viñetas del road book. Encuentro increíble que tengan tiempo para todo eso y no se la peguen.

    Probablemente porque hay muchos que piensan como yo existe el Desafío Tripy que no puntúa para el campeonato pero que permite participar usando un road book digital (el Tripy) que facilita mucho las cosas. Si te inscribes en el Desafío te alquilan el aparato. Al igual que en el Campeonato, en el Desafío hay dos categorías: enduro y trail. Lógicamente yo me inscribí en la trail donde el dominio de las KTM es abrumador: 690, 990, 640… la gran mayoría eran KTM a excepción de un par de Suzuki DRZ, un preciosa Guzzi antigua perfectamente restaurada, una Tenere antigua y la mía y poca cosa más, creo que vi una Honda XR…

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    A las 19h llegábamos a Siete Aguas. En el parque cerrado ya había mucho ambiente y a pesar de que tenía mucho que hacer no pude resistirme a fotografiar las motos que habían por allí, algunas auténticos pepinos del Dakar. Los Viladoms, Farres, Gimeno, Pellicer, Rosa Romero… usan estos rally para entrenar de cara a las pruebas del mundial. A ellos se unieron los endureros Monleon y Solá para completar una parrilla de lujo.

    Bajar las motos del remolque, inscribirnos, poner el Tripy, los localizadores, pegar los dorsales en la moto, pasar las verificaciones y meterla en el parque cerrado. Si exceptuamos los cacharros electrónicos el resto era más o menos lo que años atrás había hecho montones de veces cuando corría trial pero esta vez me sentía como un júnior de primer año que lo ha de ir preguntando todo… y eso no me mola nada

    Por fin, con la moto en el parque cerrado y ya más tranquilo, pude pasear mirando y babeando con los pepinos de los pro y saludar a gente a los que sólo conocía por sus nicks en los foros. El ambiente era fantástico pero como que Xavier tenía que preparar su road book nos fuimos al hotel. Al acabar de cenar estuve un rato viendo cómo iba pintando de colores fluorescentes las diferentes viñetas de forma que le ayudara a navegar una vez encima de la moto… vaya currada!! A las doce me fui a dormir y él aún tendría para un buen rato…

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    Dormí sorprendentemente bien, supongo que la veteranía hizo que pudiera dominar los nervios (alguna ventaja hay que tener…). A las siete de la mañana estábamos desayunando para llegar antes de las 8 al parque cerrado. A las 8,30 teníamos que salir a hacer la crono que definiría el orden de salida.

    Tras unos pocos kilómetros en grupo llegábamos al punto de salida. La crono era un recorrido de unos 4km marcado por cintas. El orden de salida fue por el número del dorsal así que con el 64 yo era de los últimos. Los pilotos salíamos a un minuto de diferencia. Detrás de mí iban los buggy… más me valía no caer, no fuera que me pasaran por encima…

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    El rato de espera hasta mi turno lo aproveché para ir charlando tanto con los otros pilotos como con algún conocido de las redes sociales y foros que se habían acercado a ver el Rally y saludarme. A ellos les debo las fotos que veréis aquí, muchas gracias a todos!!

    Al final me llamaron para acercarme al punto de salida, por fin los nervios hicieron su aparición y empezaron las dudas. ¿Tenía que salir fuerte?, ¿conservar?, ¿cómo sería el recorrido?. Llevaba semanas esperando este momento, intentando convencerme de que tenía que ser conservador, ir a disfrutar y no caerme por nada del mundo… todo eso se olvidó en cuanto vi la mano del juez de salida marcando los cinco segundos para salir, cuatro, tres, dos, uno… GAS!!

    Sólo salir, en la primera curva ya me di cuenta de que el terreno no estaba para bromas. Una pista en muy buen estado pero de arena dura y seca que patinaba muchísimo hizo que me lo tomara con calma y fuera tanteando el terreno sin apretar excesivamente. ¡Cómo cambia la cosa si estás en carrera!. Lo que en un día normal habría sido un camino divertido donde cruzar la moto en cada curva ahora era una pista de patinaje. No encontraba el punto de gas para mantener la mejor trazada, pilotaba rígido, sin ritmo…

    Al cabo de poco empezó un tramo más técnico y complicado. Todo estaba lleno de piedras donde un error se podía pagar caro. A media crono atrapé al piloto que había salido delante de mí. Por suerte se dio cuenta y se apartó deportivamente, es un tío muy majo con una Teneré antigua, igual de novato que yo y con quién nos jugamos una cerveza. Ganaría el que quedara por detrás del otro, supongo que por eso me dejó pasar .

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    A pesar de todo tenía la impresión de estar haciendo una crono digna, sin ir muy rápido pero sin errores cuando vi un cartel con un crono y bastante gente detrás. Pensé que era el final del tramo pero cuando iba a parar vi que no era así, sólo era la pancarta que avisaba que llegaba al final de la crono. Ese momento de duda me saldría muy caro. Tras el cartel había una curva y una subida empinada y llena de piedras. Al querer acelerar de nuevo me fui a la parte más rota del sendero, me metí en unos arbustos y no me fui al suelo de milagro. Perdí mucho tiempo con el consiguiente cabreo… vaya novatada!!.

    Una vez acabada la crono volvimos al parque cerrado donde hicimos el birefing. Nos explicaron los km de enlace, las especiales, donde estaba el repostaje… yo escuchaba y lo intentaba memorizar pero al momento ya no me acordaba de nada… Luego nos dieron el orden de salida en función de nuestros tiempos en la crono. Salía el quinto de mi categoría y bastante atrás en la general por lo que tendría que esperar bastante antes de salir.

    Aproveché para ponerme el camel bag, poner gasolina ya que había procurado hacer la crono con el depósito vacío y volver a charlar un buen rato con los pilotos y amigos que habían venido al Rally, se respiraba buen rollo.

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    Tras casi una hora esperando al sol, por fin me daban la salida. El primer enlace era de unos 20 km hasta la primera especial. Me habían dicho que en los enlaces no era necesario correr mucho, que valía la pena conservar las gomas para las especiales. Así que salí tranquilo pero ligerito y empezaron los errores de navegación. Mientras me iba acostumbrando al road book me despisté en varios cruces pero pude volver a la ruta. El terreno estaba muy seco y polvoriento, duro, resbaladizo y en la mayoría de los tramos con mucha piedra. Varios llantazos me hicieron ver que poner un mousse en la rueda delantera había sido una buena idea.

    Llegué a tiempo al control pero con un margen de unos tres minutos lo que me hizo ver que el tiempo para hacer los enlaces era más justo de lo que pensaba, no podía cometer errores o me penalizarían. Luego fui atando cabos. Las trail hacíamos prácticamente el mismo recorrido que las enduro y creo que con el mismo tiempo para hacer el enlace así que es normal que fuéramos justos.

    Otra vez los dedos del comisario me indicaban que en cinco segundos empezaría la especial, en este caso de 30 km. Nunca había hecho 30 km a ritmo de carrera. El recorrido era muy técnico, más bien lento, por pistas muy rotas, polvorientas y llenas de grandes piedras. Fuertes subidas y bajadas obligaban a estar muy atento o podías ir al suelo fácilmente. Esos 30 km se me hicieron larguísimos. Otra novatada, no puse el cuenta km a cero por lo que no tenía ni idea de lo que me quedaba por hacer, algo muy importante para dosificar fuerzas. El haber hecho un mal tiempo en la crono me hizo salir tras pilotos más lentos a los que fui atrapando y adelantado, siempre con algo de riesgo, hasta que el polvo que levantaba uno de ellos no me dejó ver una gran piedra. Cuando la vi ya era demasiado tarde y me la comí. La rueda delantera saltó en el aire y perdí el control de la moto yéndome al suelo.

    Donde me caí estaba lleno de piedras que rompieron uno de los plásticos que protegen el depósito, ¡y mira que son duros!, doblaron las palancas de freno trasero y delantero, rompieron un paramanos, rayaron el depósito y lo peor de todo, hicieron que el estribo derecho quedara plegado y encallado en esta posición. El estropicio era importante pero no parecía afectar nada grave. Por suerte no me había hecho daño (solo un golpe en la mano) pero me maldecía a mí mismo por no haber tenido más paciencia a la hora de adelantar. Parecía que aquí se acababa el Rally.

    Intenté seguir sin reparar pero era imposible. Tuve que sacar las herramientas y ponerlo todo más o menos en sus sitio pero estando en plena especial me daba cuenta que perdía un tiempo irrecuperable. Al cabo de unos minutos volvía a estar en marcha pero la moto ya no era la misma, las palancas dobladas eran menos intuitivas y me costaba frenar así que llegué al final del tramo muy retrasado.

    Quedaban unos 130km de enlace hasta la segunda y última especial con un punto de avituallamiento en medio. Llegué allí cansado y desmoralizado, había roto la moto, me dolía la mano, el terreno no me gustaba nada, no me encontraba nada a gusto, debía ir súper retrasado, no me estaba divirtiendo… el fantasma del abandono estaba allí, ¿Qué hacía yo aquí?, ¿Qué necesidad tenía de estar sufriendo y jugándome un batacazo?…

    La parada me reanimó. Comí y bebí algo, intenté arreglar mejor las cosas averiadas, reposté y volví a salir. Con las cosas en su sitio y algo recuperado empecé a encontrarme mejor, sobretodo empecé a navegar mucho mejor. Tanto que algunos pilotos con sus enduros que me habían pasado varias veces se dieron cuenta que iban mejor yendo más lentos detrás mío que perdiéndose en los cruces. A ratos llevaba a cuatro o cinco a rueda. La verdad es que empecé a divertirme, conseguí encontrar un ritmo en el que me encontraba cómodo y podía seguir el Tripy sin equivocarme. Sin darme cuenta empecé a rodar mucho más rápido y seguro.

    De todas formas el recorrido seguía siendo muy duro, ni un momento de respiro. Cuando llegué a la segunda especial pensaba que iba muy retrasado. Se lo pregunté al juez y me dio una sorpresa. Llevaba 11 minutos de retraso mientras que la mayoría llegaba con 20 o 30 minutos.

    Eso me animó muchísimo. Quedaban 20 km de especial y ya se acababa todo, había pasado lo más difícil y tenía que acabar, salí mentalizado que no me podía volver a caer.

    La segunda especial era de 20 km, unos 10km más corta que la primera pero con lo cansado que estaba me tenía que dosificar bien. Esta vez sí puse el cuenta km a cero en el momento de la salida así que pude ir controlando lo que me quedaba. Llevé un buen ritmo pero sin correr riesgos excesivos, me divertía y me fui animando hasta que un par de despistes en cruces me hicieron ver que perdía mucho más tiempo dando la vuelta para rectificar que yendo más lento pero sin equivocaciones.

    Los últimos kilómetros fueron los mejores, notaba que estaba acabando y quería aprovechar el momento, no sabía si se repetiría y había que saborearlo, gas y más gas, disfruté y me noté mejor que en todo el día… hay que ver lo que hace el coco!.

    Al final de la crono había un grupo de personas animando y aplaudiendo, al pasar a su lado me sentí piloto y me gustó. Al cabo de poco llegaba al parque cerrado, aliviado y satisfecho, si hubiera abandonado no me lo habría perdonado.

    Mientras me cambiaba me di cuenta de lo cansado que estaba, empezaron a aparecer los moratones, la mano hinchada.. de la tensión incluso dolor de cabeza. Miré cómo me había quedado la pobre moto… tan bonita al llegar, parecía otra.

    Pero nada de eso importaba ya, había conseguido mi objetivo, ¡correr y acabar un rally!!

    Por la noche había cena y entrega de premios, me habría gustado quedarme pero entre lo cansado que estaba y que queríamos llegar a casa para estar el domingo con la familia salimos disparados. Por suerte Xavier es un monstruo que no se cansa nunca y condujo todo el viaje. Luego me enteré de mi resultado: 22 de la general de 59 inscritos, primero en la categoría Desafio Tripy Trail (sólo quedamos 2) y segundo en la general de Trail. No está tan mal para un novato pero hay que tener en cuenta que los favoritos tuvieron problemas y que se retiraron 15 pilotos. Luego me dijeron que había sido una carrera más dura de lo habitual con un recorrido más propio de un enduro que de un rally. Xavier quedó nada menos que el 8º de la general tras los monstruos dakarianos, un crack!.

    En resumen. Sufrí , me faltó adaptación a la moto, me costó cogerle el punto al mousse delantero y noté mucho la mayor altura de la rueda de 18” trasera y el Michelin Desert (que aguantó muy bien por cierto) ya que en zonas complicadas me costaba llegar al suelo. Tampoco me ayudó ese terreno tan seco, duro y pedregoso muy diferente del que tengo en casa. Lo peor de todo fue el desarrollo de la moto que para un recorrido tan endurero es demasiado largo. Pero la Tenere es fantástica y demostró una vez más lo dura que es. Por mi parte me noté falto de forma física. No tiene nada que ver una salida con los amigos, por muy rápido que se vaya con la tensión de la competición. Hacer más de 200km en de carrera es mucho más duro que 500 de viaje y para eso hay que estar muy fuerte. Y más con una moto pesada como la 660. Me di cuenta como el cansancio te hace perder concentración y es más fácil cometer errores y sufrir accidentes.

    Pero debo ser masoca, no sé cuándo, pero creo que volveré a participar y posiblemente disfrute más ya que no habrá el componente “novato” que no me gusta nada

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    Más fotos del rally aquí: Clemente Drakis

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