Miércoles 16 de Mayo: Sarajevo y la increíble carretera hasta Durmitor

Como de costumbre soy el primero en desayunar en el hotel y salgo a recorrer la ciudad que se va despertando. Sarajevo está situada en un valle a 500 metros sobre el nivel del mar pero algunos de sus barrios sobrepasan los 700. La rodean los Alpes Dináricos que en muchos casos alcanzan los 2000 msnm. Aún se ve nieve en ellos, supongo que por eso pasé frío ayer y la mañana es fresca.

El valle es bastante angosto, esta situación me hace pensar en lo fácil que debía ser tenerla sitiada para el ejército Yugoslavo que se situó en las colinas cercanas. Rodearon la ciudad en lo que se considera el asedio más prolongado de la historia, duró desde el 5 de abril de 1992 al 29 de febrero de 1996. Se estima de murieron más de 12.000 personas y 50.000 resultaron heridas., de ellas el 85% fueron civiles. 

Viéndola ahora, vital, alegre y reconstruida es imposible imaginarse el horror que debieron pasar sus habitantes en esos ¡casi 4 años!!. Lo que el tiempo no ha conseguido borrar son las innumerables marcas de proyectiles que aún conservan muchos de sus edificios. A raíz del viaje he ido viendo documentales sobre el asedio y la guerra de los Balcanes y es espantoso. Una guerra siempre es terrible pero creo que una guerra civil es la peor de todas.

Me encanta la mezcla de culturas que se ve allí y que la hace tan diferente a lo que estoy acostumbrado. Mezquitas, iglesias ortodoxas, católicas, sinagogas… una diversidad religiosa que lleva conviviendo desde siglos, por ello algunos la llaman la «Jerusalem de Europa». Sin embargo diría que los que más abundan son los musulmanes. Hay muchas mezquitas y mujeres con velo, en cambio los hombres van vestidos con ropa occidental.

Plaza Bascarsija o de las palomas. Centro histórico de Sarajevo

Fuente Sebilj

Mezquita y torre del reloj

Catedral católica de Sarajevo

Puente latino

Edificio acribillado

Es temprano y los comercios van abriendo

Sarajevo me ha parecido una maravilla de ciudad para quedarse días. Espero poder volver con más tiempo pero me queda un largo recorrido hasta el parque Durmitor en Montenegro así que vuelvo al hotel, me cambio y salgo en moto. Antes subo hasta un castillo en ruinas que hay en lo alto de una de las colinas a disfrutar de las vistas de la ciudad.

Al salir de Sarajevo me encuentro con un gran cartel anunciando la república de Srpska. La verdad es que desconocía su existencia pero ocupa una gran parte de Bosnia-Herzegovina con una forma muy rara dividida en dos partes que creo es la que ocupaba su ejército en el momento de la negociación de paz. De hecho una parte de Sarajevo está en en Srpska.

Tras la foto de Bellissima bajo el cartel sigo mi camino hacia Montenegro. La carretera M18 hasta la frontera parece estar hecha para castigar a los que quieran salir o entrar a Bosnia-Hercegovina: estrecha, con curvas, agujeros enormes, barro y obras, pero no veo a nadie trabajar en ellas. En algún momento estoy tentado a poner el modo Enduro ya que es más una pista que una carretera. Sin embargo el paisaje es espectacular con grandes montañas verdes y profundos cañones que me van preparando para lo que veré en Montenegro.

La carretera sigue el curso del cañón

 

¿Por donde pasa la carretera? Parece imposible pero sigue adelante…

Llego a la vetusta aduana donde me hacen enseñar los papeles de la moto, el seguro, el pasaporte… y cruzo un estrecho puente de madera sobre el río Tara que marca la frontera. Otra vez el papeleo, esta vez ya en Montenegro. A partir de aquí mejora la carretera. 

Entrando en Montenegro

Empieza un recorrido espectacular por la carretera E762, excavada en las montañas, siguiendo cañones con ríos de agua color turquesa, embalses, puentes imposibles y túneles, muchos túneles. No están iluminados y cuando te metes dentro la oscuridad es absoluta por lo que a veces te comes los agujeros, charcos o incluso alguna piedra que hay en ellos.

Y por ese puente pasan los enormes camiones!!

Agujeros, rebajes en la piedra y puentes. Una constante en las carreteras de Montenegro

De repente el GPS me marca un desvío que se mete directamente en un túnel que sube casi en espiral, de lo más bestia que he visto. Es la P14. Estrecha y sin tránsito sube sin parar con unas vistas preciosas. Empieza a llover como cada día pero esta vez dura poco.

La carretera es maravillosa y muy solitaria. Al cabo de bastantes kilómetros desde que me he desviado de la E762 me quedo helado, la carretera esta cortada sin ningún aviso previo, me veo dando la vuelta con lo que voy a perder muchas horas. Preguntando a un hombre de un pequeño pueblo en lo alto de las montañas entiendo que es por culpa de la nieve pero me indica otra opción. Lo compruebo en el GPS. En el City Navigator del Zuno no se ve carretera pero en el topo del Montana sí que se ve un camino.

Foto desde la P14. Abajo queda la E762

Empieza a ser tarde y queda bastante camino, me inquieta la idea de que se me haga de noche en una pista en medio de la nada pero decido jugármela, pocas cosas odio tanto como desandar lo andado. Acierto total. Esa carreterita de montaña, estrecha y sin tráfico es de las más bonitas que he hecho nunca, con unas vistas fuera de lo normal. Y si le añadimos el toque de incerteza y aventura por no saber como puede acabar la cosa… la receta es infalible: esa tarde es de las que nunca se olvidan.

Gracias a no haber dado la vuelta llego a Zabljak a una hora muy razonable y empiezo a buscar hotel ya que el último que tenía reservado es el de Sarajevo. A partir de ahora he decidido no reservar más hoteles e ir a la aventura. El pueblo no es nada del otro mundo, es una estación de esquí al lado del parque Durmitor por lo que la oferta hotelera es amplia. En el primero sólo tenían suites a un precio escandaloso en cambio en el segundo (hotel Zabljak) me han dado una habitación a buen precio y está muy bien. Además ceno estupendamente y sin fumadores. Y es que aquí aún no les ha llegado la prohibición de no fumar en sitios cerrados.

 

Las vistas son impresionantes durante todo el trayecto. Difícil resistir la tentación de no parar en cada curva.

 
 
 
 
 
 

Recta final hacia Zabljak