Amanecer inolvidable en Monument Valley

Poco a poco los astros se van alineando y creo que podré cumplir mi sueño de hacer un gran viaje en moto.

Cuando empecé en esto del trail hacía salidas matinales los fines de semana en las que disfrutaba con mi vieja Ténéré compaginando el asfalto y los caminos de tierra. Poco a poco fui ampliando el radio de acción descubriendo sitios preciosos que estaban a la vuelta de la esquina pero que sin una trail probablemente nunca habría visto. Era feliz así hasta que un día leí un artículo sobre un grupo de locos que cruzaban España por caminos con sus BMW R1200 GS: los Transibèrics. Me encantó, ¡tenía que conseguir hacer algo así!!

Tuve la suerte de conocer a unos de ellos, Albert Iscle. Llevaba su enorme GS como si fuera una moto de enduro, no había sitio por donde pasara con mi Yamaha que él no pudiera con su BMW. Un día me dejó probar su GS y me encantó, me compré una GS Adventure de segunda mano y no paré de incordiar hasta que me dejaron viajar con ellos. Fue una suerte, desde entonces he pasado grandes momentos y un montón de aventuras con ellos.

Diez años de Transibérica

Dios los cría y ellos se juntan: los Transibèrics

El trail ha pasado a formar parte de mi vida. Me gustan todas las motos, (bueno excepto las custom!! 😉 ), pero nada como poder viajar en una que además de llevarte cómodamente por carretera te permita abandonar el asfalto para llegar a lugares imposibles de conocer con otro tipo de moto. El trail es aventura, paisajes y disfrute máximo de la moto.

En las inmensidades de Marruecos

Todos mis viajes eran en grupo. Hasta que accidentalmente un día tuve que rodar en solitario. Tras una caída se me averió la moto. Mis compañeros me dejaron a salvo en un taller y una vez solucionado el problema seguí hasta reunirme con ellos por la noche. Ese día en solitario me encantó y quise probar que se sentiría haciendo todo un viaje sin compañía.

Primero fui a los Alpes donde compaginé asfalto y tierra. Precioso, pero muy civilizado. Así que pensé en Marruecos. Había ido ya tres veces, me parecía conocerlo bien pero precisamente por eso me daba mucho respeto ir solo. Marruecos puede ser muy duro y exigente.

A medida que se iba acercando el día en el que tenía que tomar el ferry me iba acojonando. Quien haya rodado por las pistas de ese maravilloso país seguro que en algún momento se habrá sentido muy pequeño ante tanta inmensidad. ¿Cómo reaccionaría ante los imprevistos?, una avería, una caída, una lesión…

Acampada en el desierto

Todos mis canguelos se desvanecieron en cuanto arranqué la moto en territorio marroquí. Cada kilómetro recorrido era especial. Sentirme solo me acongojaba pero al mismo tiempo agudizaba mis sentidos disfrutando el viaje como nunca. Lo primero que noté es que mi ritmo era mucho más lento y tranquilo de lo habitual, no podía permitirme una caída. Eso hacía que disfrutara mucho más de los paisajes. Paraba cuando quería: a comer, a descansar, a tomar unas fotos o a hablar con alguien que encontraba en medio de la nada. Yendo en grupo eso es mucho más difícil ya que hay que llevar el ritmo que marcan otros. También te abres más ya que no tienes el respaldo del grupo. Y la gente se acerca a ti ya que te ven desprotegido. 

A pesar del cansancio me costaba dormir por las noches recordando todo lo que había pasado durante el día: la satisfacción de haber tomado la decisión correcta ante los imprevistos, la gente que había conocido, los paisajes recorridos… El subidón por haber conseguido superar mis temores era fantástico.

Me pasaron cosas impensables de haber ido acompañado: mi primera noche de acampada en el desierto o que me acogieran en su casa unos productores de cannabis (aquí lo cuento).

Amistades peligrosas… pero me salvaron de una situación complicada y siempre se lo agradeceré

Había viajado muchas veces a Marruecos pero lo conocí de verdad en ese viaje. En fin, viajar en solitario es droga dura, si lo pruebas ya no lo puedes dejar.

Me seguía encantando ir con mis amigos pero no me sacaba de la cabeza la idea de emprender un gran viaje en solitario. Pero para ello hacen falta tiempo y recursos. Los recursos acaban encontrándose cuando realmente se quiere algo pero si eres autónomo conseguir tiempo es muy complicado. Pues bien, el año que viene tengo esta oportunidad, he conseguido un mes para poder hacer realidad mi sueño.

Llevo tiempo dándole vueltas a qué tipo de viaje grande me gustaría hacer si surgiera la oportunidad. He leído, releído y comentado sus viajes con grandes aventureros como Joan Carles Campoabadal (Cuco), Isaac Feliu, Eduard López… buenos amigos que se han atrevido a viajar solos por el mundo. Por lugares inhóspitos y a veces peligrosos, esperando horas o incluso días para cruzar una frontera, teniendo que sobornar a policías y militares… Los admiro, envidio su audacia y tal vez algún día me sienta preparado para algo así, pero de momento no me veo capaz de un viaje de este tipo.

No sé cuando o si se va a repetir una ocasión como esta, así que prefiero hacer un viaje donde la aventura esté lo más “controlada” posible. Voy de vacaciones, quiero pasarlo bien, no me apetece pasar horas y horas sacando visados, cambiando diferentes tipos de monedas, viendo por qué frontera puedo cruzar que no sea conflictiva o esperando que un funcionario me selle un papel. Nada de eso, la prioridad es disfrutar del viaje y de la moto.

Por eso he ido descartando muchos destinos “exóticos”. La idea inicial era la más fácil y clásica: un recorrido por Europa, llegando a Rusia, o al Cabo Norte pero no me acababa de motivar, eso lo podía hacer en cualquier momento.  Descartada Europa empezó a cobrar fuerza América del Norte: USA, Canadá… ¿y porque no llegar hasta Alaska?. Me habría encantado pero a Alaska solo se puede ir en julio o agosto y tengo disponibles abril o mayo.

Así que me he quedado con USA. He estado allí en dos ocasiones. La última fueron tres semanas con mi mujer en un 4×4. Fueron las mejores vacaciones que hemos tenido. Visitamos Utah, Arizona y Colorado parando en varios de sus parques nacionales. Impresionante. A pesar de ser agosto en algunos de ellos no encontrabas gente a la que salías de los lugares de fácil acceso. Con el Jeep nos metimos por algunas pistas increíbles y mientras conducía por ellas me imaginaba yendo por allí en moto. ¡Un sueño!!

Grand Canyon

La Shaffer trail en Canyonlads National Park (Utah). La pasamos en Jeep y es increíble

Pues parece que este sueño se va a cumplir. Estoy en plena concreción del viaje pero lo más probable es que empiece por el sur y vaya subiendo hacia el norte visitando unos cuantos National Parks: Joshua Tree, Mojave Desert, Death Valley, Grand Canyon, Capitol Reef, Canyonlands…

Increíblemente en USA son muy permisivos y dejan hacer off road en los parques. Estoy alucinando viendo rutas increíbles por ellos. Buscar en Youtube White rim Canyonlads o Titus Canyon Death Valley por ejemplo y fliparéis. También tienen lo que llaman Scenic Byways, carreteras que destacan por los paisajes que las rodean. He circulado por algunas de ellas y son preciosas. 

Así que la idea es hacer seis o siete mil kilómetros combinando asfalto con tierra, recorriendo un montón de parques naturales, cruzando California, Nevada, Arizona, Utah, Wyoming, Idaho y quizás Montana, en lo que los americanos llaman el Continental Divide (la franja montañosa formada por las Rocosas y que divide los EEUU en dos), metiéndome por desiertos, montañas y recorriendo algunas de las carreteras y pistas más solitarias de América, todo en plan tranquilo y controlado pero… alguna aventura seguro que pasará 😉

Estoy super ilusionado, ya os iré contando!!