Esto de llegar al fin de año parece que propicia que hagamos un repaso a nuestra vida, y a medida que nos hacemos mayores aún más. Hace unos días Facebook me recordó una foto de hace mucho tiempo en un trial y se me ocurrió intentar recordar las motos que he tenido. Espero no olvidarme de ninguna:
Tuve mi primera moto a los 11 años. En la zona donde vivo siempre ha habido mucha afición a los deportes del motor y cerca de mi casa había un espacio donde iban a entrenar los trialeros. A la que oía las motos (en esa época gustaba sacar el silenciador y se les oía muy bien) cogía mi bici y me iba a mirarlos. Pasaba horas viendo como subían por sitios que me parecían imposibles. Mi bici era de carretera pero aún así intentaba meterme por donde pasaban ellos, sin éxito, a base de tortas y de destrozar la bici, como era de esperar.
Ante tanta afición a mis padres les dio por comprarme una moto sin decirme nada. Casi me da un colapso cuando una Navidad me encontré una Ducati Mototrans como esta en la entrada de casa:
Era un trasto, no tengo ni idea de por qué se decidieron por ese modelo, pero con ella era el chaval más feliz del mundo. Lógicamente no podía hacer trial pero con ella aprendí a ir en moto.
En ésa época tenía el garaje de mi casa lleno de pósters de mis ídolos, especialmente de Malcolm Rathmell y su preciosa Montesa cota 247 oficial. ¡Tenía que tener una!!
Tras varios veranos trabajando y agobiando a mis padres hasta el desespero me ayudaron a comprar una Cota 247, mi primera moto seria de trial. Tenía solo 14 años y cuando se me caía al suelo casi no tenía fuerzas para levantarla, tenía que ir con amigos más fuertes que yo para que me ayudaran. Recién comprada me fui donde veía entrenar a los trialeros y sin pensarlo ni un momento intenté subir «la larga» una subida larguísima de piedra que aún ahora me da respeto. Un desastre. Subí mucho más de lo que era lógico en un novato y por tanto la moto pudo bajar rodando también mucho más. Al levantarla el manillar parecía de moto de carreras, el depósito de fibra completamente rayado, los preciosos guardabarros de aluminio para el arrastre… que desolación. La cara de mi mecánico al verme llegar así unas pocas horas después de haber recogido la moto nueva era un poema. Este chaval está loco debía pensar.
Empecé a correr en algunos triales piratas a los que llegaba con un bidón de gasolina en la mochila para poder volver a casa. ¡Que tiempos!. También iba al colegio con ella… No es de extrañar que mis notas no fueran buenas, tenerla allí aparcada no facilitaba la concentración.
Ese crío con esa afición y que además conseguía buenos resultados… tuve la suerte de caerle bien a Antonio Portús (Motos Portús), un mago de la mecánica que era quien me mantenía la moto. Antonio tenía una libreta en la que iba apuntando las piezas y horas que dedicaba a mi moto. Con el dinero que yo ganaba y los destrozos que le hacía a la moto esa lista era imposible de acortar, cada vez era más larga, pero cuando me veía muy apurado y si su mujer no nos veía el hombre cogía una regla y tachaba una parte de la lista: indulto!!. Que feliz me volvía a casa!!.
Portús consiguió que Montesa nos diera las motos, el mantenimiento lo ponía él y así podía tener moto nueva cada año. Eso ya era otra cosa, ya no me tenía que preocupar de la moto y mis ahorros se iban a equipo, desplazamientos… A la 247 le siguió la 247 Ulf Karlson, que no difería más que en pequeños detalles de la anterior. Que bonitas eran.
Luego vino una de las mejores motos que he tenido y con la que conseguí mis mejores resultados: la cota 348. Una moto revolucionaria en su momento y con la que Montesa quería plantar cara a las Bultaco Sherpa que dominaban los triales de la época. Eran los tiempos en que Manuel Soler dominaba el trial nacional con los Subirá, Payá, Juvanteny… y un chico de mi edad que se llamaba Toni Gorgot y al que al principio pude ganar en algunos triales hasta que despegó y se convirtió en un fuera de serie.
En aquella época tuve algunos contactos con Derbi, llegando a probar incluso un prototipo de trial que no llegó a fabricarse. En cambio corrí un par de carreras de cross con la horrible Derbi Coyote haciendo de coequiper nada menos que de Toni Arcarons hermano mayor del dakariano Jordi Arcarons y que luego fue campeón de España de cross. A pesar de su apariencia, al ser motos de fábrica corrían lo suyo y nos divertíamos mucho,
Pero lo que realmente me gustaba era el trial. Iba mejorando y conseguía ganar bastantes carreras cuando se creó un nuevo campeonato de España, el de trial de 74cc. Bultaco tenía su Sherpa 74 y Portús decidió plantarles cara preparando una cota 74.
Antonio hizo una moto increíble. Iba a entrenar con mis compañeros, ellos con las motos grandes y yo con la 74 pero pasaba por los mismos sitios. La falta de potencia me obligaba a usar mi cuerpo como no tenía que hacerlo con la 348 y así aprendí muchísimo jugando con las inercias y pesos. Incluso gané un trial scratch. Increíblemente mi 74 pudo con las motos grandes. Fue tanto el jaleo que se armó que hicieron una reclamación alegando que esa no era una 74. Fue muy divertido ver la cara de satisfacción de Portús abriendo el motor cuando apareció el pistoncito de la 74 ante los ojos incrédulos de los reclamantes.
A la 348 le siguió la 349. No sé que pensaba Montesa cuando sacó esa moto: alta, pesada, con un motor demasiado brusco… nunca me hice a ella y pasé un año horroroso. Era la época en que Fantic rompió los esquemas con unas motos que se destacaban por su poca cilindrada y bajo peso, todo lo contario de la 349. Intentamos muchas modificaciones pero nunca me sentí a gusto con esa moto.
Al cabo de poco Montesa sacó la cota 200 una pequeña 175cc que fue mi salvación. Portús aumentó la cilindrada a 223cc y la modificamos a conciencia convirtiéndola en una moto ágil y competitiva.
Con ella conseguí un sueño, correr los Scottish Six Days Trial. Joan, un amigo al que nunca se lo agradeceré lo bastante, me convenció que teníamos que ir, me prestó el dinero que me faltaba y con Ramón, otro trialero con quien siempre estábamos cerca en las clasificaciones alquilamos una furgoneta y nos fuimos a Escocia.
El viaje fue toda una experiencia, que bien lo pasamos!! Tras un montón de aventuras conseguí acabar en una posición digna y que me dieran uno de mis trofeos más preciados, una jarrita de cerveza con una medalla que pone «Special First Class». Aquel año fue el que Toni Gorgot se convertía en el primer piloto español en ganar los Scottish. Lo celebramos a lo grande.
Por aquel entonces ya me había dado cuenta de que nunca podría vivir del trial, había llegado a mi tope, cada pequeña mejora de nivel requería de mucho esfuerzo, habría que dedicarse más, dejar los estudios … no compensaba. Creo que tomé la decisión correcta, seguí estudiando, trabajando y el trial pasó a ser solo un hobby sin más pretensiones. Mi nivel era el suficiente para que apenas me costara dinero, con eso ya me bastaba.
Corrí varios campeonatos de España en super (la categoría máxima), mi nivel era suficiente para poder disfrutar haciendo las zonas de los mejores, de compartir desplazamientos y ambiente con el equipo oficial Montesa, también participé en algunas pruebas del mundial donde tenía el privilegio de hacer las zonas con los mejores. He compartido triales y reído con mitos como Rathmell, Vesterinen, Lampkin (padre), Michaud, Lejeune (me llevaron en su furgoneta tras quedarme sin gasolina en Escocia), Schreiber y los españoles Soler, Gorgot, Subirá, Juvanteny y muchos otros. Pude de entrenar y acompañar a Lluis Gallach cuando se proclamó campeón de España y vivir la revolución del trial que hizo Jordí Tarrés y que nos jubiló a todos los que hacíamos trial clásico.
En aquella época el trial aún era poco profesional, la rivalidad era sana y el ambiente genial. He tenido verdaderos amigos gracias al trial, No era raro que acabáramos a las tantas tras un montón de cervezas y cubatas el día antes de la competición. Sin la presión de conseguir resultados esos fueron los años en que mejor lo pasé, viajando por toda España sólo por diversión, inolvidables.
Además pude pilotar las joyas que Portús se iba sacando de la manga. Como todos los genios era un hombre complicado. Según el día que tuviera era mejor darse la vuelta y volver otro rato. Yo lo admiraba y él no me pedía más de lo que yo podía aportar: afición y pasión por las motos. Quizás por eso siempre nos entendimos y respetamos. Pasamos juntso muchos viajes y buenos momentos, siempre lo recordaré con cariño y agradecimiento.
A parte de las mejoras que les hacía a mis motos y que frecuentemente se veían más tarde en las Montesas oficiales, pude llevar la increíble Portús 349 cantílever (aquí un reportaje) o la 4 tiempos que construyó pieza a pieza. Lo dicho, este hombre era un auténtico genio.
Luego me casé, llegaron los hijos, tuve que dedicarme a fondo a mi trabajo y dejé las motos durante casi 20 años. Hasta que empezaron a proliferar los triales de clásicas. Casualidades de la vida encontré una 223 como la que había tenido y más tarde Portús me vendió una 330 nueva que se le había quedado en el almacén. Con ellas corrí -y gané- el campeonato de clásicas.
Hasta que un día, pasando por delante de Motos Ausió vi una vieja Ténéré 660 en muy buen estado. Siempre me habían gustado las trail, ya estaba un poco cansado del trial y decidí quedármela. Con ella empezó una nueva etapa, el trail me enganchó.
En una de las salidas traileras pude probar una Suzuki DRZ de un compañero. Me encantó y acabé comprando una de segunda mano. ¡Que gran moto!. Con unos cuantos accesorios podía hacer desde enduro hasta viajes de aventura. Me gustó tanto que tuve dos, la segunda la encontré nueva, de las últimas que quedaban tras hacer años que ya no se fabricaban. Aquí explico más sobre esta moto.
Luego vino la BMW R1200 GSA que sustituyó a la Ténéré y con la cual empecé a hacer viajes de verdad con mis amigos transibèrics, ellos me abrieron a un mundo nuevo que me enganchó completamente: los viajes de aventura. La GSA fue mi primera moto realmente grande. Subido a ella me sentía el rey del mambo!!. También tuve que escuchar muchas veces lo de «estas motos son para eso» cuando nos metíamos por sitios imposibles. Incluso hice tandas en un circuito de cross con ella. Que gran moto!!. Aquí explico más de ella.
El trail y el enduro sustituyeron al trial. Eran unas disciplinas nuevas donde cada día aprendía algo, mejoraba. Todo lo contrario que en el trial donde cada vez iba a menos y no encontraba motivaciones. Además Portús había fallecido, era momento de cerrar definitivamente la carpeta del trial. Me vendí mis dos motos y me centré en lo que realmente me gusta: el trail.
A partir de aquí ya empecé con el blog y lo tengo todo mucho más documentado. Sustituí la GSA por la Super Ténéré 1200. Conocí a Cesc Ausió de Motos Ausió gracias al cual he podido hacer las preparaciones de mis motos a ese nivel. Disfruto casi tanto trasteando con las motos como montando en ellas y supongo que aquí está aún la influencia de Portús. Gracias a Ausió pude tener esta maravillosa Super Ténéré. Aquí toda la info.
Luego me picó el gusanillo por tener una enduro más radical y sucumbí ante los encantos de una Sherco 300 2t que sustituyó a la DRZ. La Sherco era un arma letal haciendo enduro pero me pilló en un momento en el que el trail y los viajes ya me divertían más que el enduro radical. Tras tenerla un año y hacer sólo 700km con ella me la vendí.
Me picó la curiosidad de probar hacer algún viaje en solitario. La 1200 era demasiado pesada par aventurarse solo en según que zonas así que la cambié por una Ténéré 660 que preparé a fondo, de nuevo gracias a Ausió y a otras empresas que confiaron en mi proyecto, como los alemanes de OTR. Quedó fantástica y con ella pude cumplir otro reto competir en rallys (y ganarlos) y hacer, entre otros, un viaje a Marruecos en solitario que siempre recordaré.
En la segunda temporada de rallys tuve un accidente que me destrozó el hombro y del que siempre arrastraré secuelas, por suerte puedo seguir yendo en moto pero tengo que ir con más precaución que antes. Accidentes más años no son una buena combinación. Así que me he ido decantando más hacia los viajes y menos a hacer locuras.
En la Eicma de Milán me enamoré de una Ducati, la Multistrada 1200 Enduro. Moví cielo y tierra hasta conseguir que me dejaran probar una y acabé pudiendo disfrutarla durante unos meses. Una moto alucinante con la que hice un par de viajes fantásticos: la Transibérica de Sevilla a Barcelona y una ruta por los Alpes. Aquí lo explico todo sobre ella.
Tras devolver la Ducati cubrí su hueco con la KTM990 Adventure S. Nunca lo habría dicho pero se alinearon los astros y acabé con una KTM. Una moto espectacular que será muy difícil de superar.
La 990 es sin duda la mejor y más brutal trail campera que he podido probar. Una auténtica pura sangre con la que he disfrutado muchísimo. Los 265mm de suspensión creo que nunca más los volveremos a ver en una moto de trail.
Y finalmente mi moto favorita. La Yamaha WR450f JVO. Siempre quise tener una moto de rally. Pero en este caso más que para correr rallys es para poder hacer de todo con ella. Viajes o salidas off road con una moto que pesa menos de 150kgs llena es una pasada. Da una seguridad total y es super divertida. Cada vez que la cojo me deja más convencido. En fin, que más voy a explicar que no haya hecho ya aquí.
Y en Ducati me dieron una segunda oportunidad (nunca se lo agradeceré lo bastante) para poder hacer un maravilloso viaje por los Balcanes (aquí el resumen del viaje) con la Ducati Multistrada Enduro Pro, una versión mejorada de la que ya había tenido y que de nuevo demostró ser una viajera incansable en todo tipo de terrenos.
Y no me olvido de mi Impala. La tengo desde hace mil años. Se la compré a un amigo de mis padres y siempre ha estado en el garaje. Con ella hemos ido incluso de vacaciones con mi mujer cuando éramos novios 😉
Vaya tostón de post en plan revival. Bueno me ha servido para hacer recuento. Si no me he descontado me salen 27 motos. Toda una vida en moto. Para mi no hay ningún otro método de transporte que la supere. Nada me hace sentirme tan vivo e integrado a lo que me rodea. Es subirme a una moto y desconectar de todos los problemas o malos rollos que pueda tener. Incluso parece que mi cuerpo esté hecho para ir en moto: no siento el cansancio, ni los achaques o dolores… Gracias a las motos he podido estar en sitios increíbles, viajar… y sobre todo conocer a mucha gente y tener grandes amigos.
¿Y que vendrá a partir de ahora?. Pues estoy esperando poder probar la Yamaha Ténéré 700 o la KTM 790 Adventure R. Una de estas dos ha de ser la sustituta de la 990. Lo tendrán difícil!
Bonito curriculum, muy chulas todas Jaume aunque para mi la 990 y jvo son motos que guardaría en una vitrina (desde luego despues de disfrutarlas todo lo que pudiera), bueno la impala también, yo tengo otra y tambien la disfruto sacándola de vez en cuando y sobre todo cuando viene mi padre a verla y me dice que se la arranque un rato, jeje.
Difícil elección, todas tienen su encanto y su historia. Ojalá me las hubiera podido quedar todas.
Pero desde luego las dos que dices son especiales.
La Impala la saco muy poco, creo que acabaré vendiéndola. Me falta espacio en el garaje.
Precioso reportaje Jaume, me has hecho recordar mi primera moto una Cota 74 (que tambien me desconcentraba en los estudios…) que la pase primero a 125 y despues a 175! Que bestias eramos! Pero los de las lobitos no se quedaban cortos… montaban un 100 S que volaba… jajaj
Te ha quedado preciosa la JVO.. vaya maquinon !!!
Un abrazo desde Bourman Dades junto con Jordi.
Hola Ramon
Batallitas de abuelos, jajaja!
Bouman Dades!… como te cuidas buen viaje y disfruta por mi que me muero de ganas de volver
Abrazo!!
Te costó llegar al jamón de jabugo pero hay que reconocer que hasta la KTM tambien te cuidaste 🙂
La Super Teneré siempre me ha gustado para otros menesteres, la Teneré por su fiabilidad y la Wr.. son palabras mayores. Pero es que el motor LC8 engancha.
Soy un poco lento, pero así se aprecia mejor el buen jamón 😉
Si, el LC8 tiene un tacto único, muy de carreras que engancha. Es una maravilla.
El único problema que tengo con la 990 es su altura, llego tan mal al suelo que me crea inseguridad. Pero si no tengo que remar la satisfacción es máxima!!!
Hola Jaime
Bonito reportaje, me recuerda mucho a mis principios.
Gran moto la 348, una moto muy deseada en aquella época.
Me gusta mucho tu 790, me ha servido para orientar la preparación de la mía.
La mía me la entregaron ayer, tengo dudas en cuanto a los neumáticos, tan solo llevo 50km, dadas las circunstancias.
Estoy buscando la cuadratura del círculo, algo que no me «tire» en asfalto (me gusta ir fuerte) y que vaya bien en tierra…
He leído que los Metzeler de serie no te gustan nada…
Que tal los Motoz? Que tal en carretera?
Gracias y abrazo.
Hola!!
Si, bonitos recuerdos…que quedan ya muy lejos!
Enhorabuena por la moto, a ver si las podemos volver a usar pronto.
Los Karoo no van mal en asfalto pero en off road no tienen nada de agarre lateral.
Los MotoZ Rallz me están gustando. Por campo van muy bien y por asfalto se defienden. Son duros y por tanto hay que ir con cuidado en asfalto húmedo. También son ruidosos.
Si te gusta ir fuerte en asfalto los Michelin Anakee Wild son una buena opción y se defienden bien en campo.
Cuidate!
Gracias!
Te mandaré fotos de mi moto, diferente…
Claro!! Me gustará verla
Jaume, enhorabuena por el reportaje. Dee crees que puedo encontrar una 223 como la tuya? Un abrazo!
Gracias!!
Pues no tengo ni idea. Se hicieron poquísimas, la vendí hace tiempo y le
perdí la pista
Estoy muy desconectado del tema clásicas
Lo siento