Sábado 24: Bonaduz-Albertville
Por fin me he decidido a escribir el final de la crónica del viaje a los Alpes. Se trata de explicar el regreso y no me apetecía tanto como los otros días pero si se empieza algo hay que acabarlo y si no lo hago ahora se me juntará con mi próximo viaje a Marruecos así que aquí van las dos últimas jornadas:
SABADO 24
La noche ha sido movida
Unos italianos borrachos han estado toda la noche gritando “TE-NE-RE!!! VIVA LA TE-NE-RE!!!”
Harto de no poder dormir decido levantarme en cuanto sale el primer rayo de sol. Los alemanes que están a mi lado han debido pensar lo mismo. Al salir de las tiendas nos miramos con cara de resignación…
Mientras recogemos el campamento se acerca el italiano más gritón de todos y se acerca con su cerveza en la mano a uno de los alemanes. Mala idea, después de una noche en vela por culpa de ese estúpido, el alemán no está de buen humor como que le vengan con bromitas… le pega un manotazo a la gorra del italiano que la hace volar unos cuantos metros y cuando yo ya pensaba que le pasaría lo mismo a la cabeza del borracho este con muy buen criterio decide tocar retirada… La verdad es que se había ganado un par de host…
Mientras recojo me viene a despedir Manuel que ha sido mi perfecto anfitrión, espero que nos volvamos a ver en algún viaje que haga por su querida España. La verdad es que todo el mundo ha sido encantador, ha valido la pena venir hasta Bonaduz. Con bastante pena inicio e regreso, no sólo se acaba el viaje, también se acaba mi idilio con la Super T. Mi idea es pasar por el Furkapass y a partir de allí intentar tirar todo lo que pueda ya que me gustaría pasar por el Parpaillon.
El dia es gris y las predicciones meteorológicas no apuntan nada buenos pero de momento va aguantando. Inicio la subida al Furkapass, impresionante. Lástima que la vista no es todo lo buena que me gustaría pero aun así vale la pena. Me sorprende lo poco transitada que está la carretera siendo sábado, al llegar a la cima sólo hay dos Harleys con un chico y una chica. Me piden que les haga una foto y yo se lo pido a ellos. Resulta que son una pareja de vascos que salieron sin rumbo fijo y han llegado hasta aquí. Sus Harleys son auténticas, de esas con manillares imposibles, rueda de delante diez metros de distancia, suspensión trasera inexistente… y únicamente el equipaje que cabe en unas pequeñas maletas de piel. Yo voy bien abrigado y no me sobra nada, él va con un chaleco de piel sin mangas y una camiseta de manga corta… vascos!. No puedo resistirme a preguntarles cómo pueden venir de tan lejos con esos cacharros, ¿no son muy incómodas? les pregunto. Se miran, no se si lo habían pensado,..sonríen y me contestan al mismo tiempo: SI!!. Pero les da igual, esto del custom es una forma de vida….
Mientras voy bajando voy viendo a un viejo tren de vapor que sigue prácticamente el mismo camino. Al llegar abajo me paro para verlo pasar. Que bonitos eran esos trenes y que feos son ahora.
El tiempo empeora y empieza a llover, cada vez con más fuerza. Paro en una gasolinera para ponerme la ropa de lluvia que ya no me sacaré en todo el día. A partir de aquí tampoco habrán más fotos…
El tiempo es horrible, no para de llover, viento, niebla en los pasos, el cristal del casco con vaho… un palo. Además con los neumáticos de tacos. Voy muy lento y asqueado. Al llegar a Albertville ya se está haciendo de noche así que decido parar y meterme en el primer hotel que encuentro que es un Ibis sin ningún encanto pero que me parece el paraíso después de tantos km bajo la lluvia. Ducha bien caliente, cena y al catre.
DOMINGO 25
Al despertar abro la ventana para ver que tal está el tiempo… fatal!. Sigue lloviendo. Asqueado cargo la Giant Loop en la moto y sigo mi viaje de vuelta. Mañana trabajo así que no quiero llegar muy tarde a casa pero me gustaría poder dar un rodeo y pasar por el Parpaillon.
Para ir más rápido voy por autopista pero al llegar al punto donde me tendría que desviar decido seguir hacia casa. Con este tiempo lo más probable es que no vea nada y llegue tardísimo así que sigo por la autopista. Por suerte al llegar a Valence deja de llover y a partir de allí el tiempo mejora muchísimo hasta llegar a mi casa.
Me alegra llegar a una hora prudente para poder estar con la familia. Además tengo que limpiar y repasar la moto ya que su nuevo dueño la espera. Nos hemos ido hablando por facebook y sé que se muere de ganas por tenerla, sin embargo entendió desde el primer momento que tenía que hacer el viaje, un gran tipo. Realmente la Super ha tenido la despedida que se merecía.
En resumen, mi primer viaje en solitario me ha gustado. En general he ido más lento que cuando voy con mis compañeros, tanto que la mayoría de los días no he llegado a donde tenía pensado, tampoco están las risas y el cachondeo como cuando voy con ellos…. A cambio he podido disfrutar más del viaje, de los paisajes…. Se podría decir que cuando voy en grupo el viaje es la excusa para ir en moto y en cambio ahora ir en moto ha sido la excusa para hacer un viaje. Dos conceptos que procuraré complementar.
Los Alpes me han encantado, los conocía de haber ido en coche pero no tiene nada que ver, con la moto se viven de otra forma, es una zona espectacular. Si podéis no os los perdáis.
El próximo: Marruecos
Saludos!
Dan ganas de salir hacia allí mañana mismo…