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Con Rick y el Temple de Salt Lake City al fondo

Tres semanas en USA: Link al Prólogo

El viaje empezó con problemas. Compramos los billetes por internet en una agencia que se llama Vuelo 24. Era la oferta más barata. Empezaron a hacernos cambios de vuelos y horarios. Al sexto cambio la cosa ya olía muy mal así que les pedí que me devolvieran el dinero. No pusieron ningún problema (creo que se quedaron unos 30€ de sus honorarios que en aquel momento me pareció poco) pero me dijeron que la compañía aérea podía tardar hasta tres semanas en devolverlo. Escribimos e intentamos hablar con American Airlines, que eran los que habían cobrado pero ni se dignaron a contestarnos.

Los nuevos billetes los compramos en el Corte Inglés y no sufrieron ni un solo cambio, no entiendo lo de Vuelo 24. La verdad es que lo pasamos mal, pensamos que nunca volveríamos a ver ese dinero pero afortunadamente justo antes de salir nos lo ingresaron en nuestra cuenta, ¡vaya alivio!

Tras ocho horas de vuelo aterrizamos es Philadelphia, la escala antes de Salt Lake. La cola para la aduana fue de ¡tres horas!. Una cola interminable que apenas avanzaba, con gente histérica que perdían el siguiente vuelo. Tercermundista. Lo que cuando compramos el billete nos parecía una escala horrorosamente larga resultó ser nuestra salvación para no perder la conexión. Moraleja: ojo con la entrada a USA, si es un viernes o sábado puede ser muy largo pasar el control de pasaportes.

Otra cosa que nos sorprendió es que a la entrada las maletas hay que recogerlas y volverlas a facturar (suerte que lo preguntamos) mientras que a la salida ya se fueron directamente de Salt Lake a Barcelona… cosas de los americanos…

Finalmente llegamos a SLC donde nos esperaba nuestro anfitrión Rick. Como comenté en el post anterior, Rick y yo sólo nos conocíamos de estar metiéndonos uno con el otro en el foro de la Super Ténéré en AdvRider. Rick es el chico malo del foro, el que me llamaba el Spanish Legend o se metía con mi afición a los adhesivos. Nadie escapa a sus bromas. Tras tanto cachondeo y sabiendo que es de Salt Lake City, le comenté que me gustaría mucho conocerlo al pasar por allí. Le faltó tiempo para ofrecerme su Jeep, acogernos en su casa y lo que hiciera falta. No contento con eso, además nos propuso que si teníamos tiempo fuéramos a pasar unos días a su casa de vacaciones situada en un lago más al norte. Al principio nos pareció demasiado e intentamos convencerle de que no era necesario pero realmente sonaba a una propuesta sincera y sin compromiso así que al final la aceptamos. Hicimos bien.

Al llegar a la terminal nos reconocimos enseguida gracias a las fotos que habíamos visto en el foro. Por fin nos conocíamos en persona. Nos llevó a su casa y tras una animada velada nos fuimos a dormir.

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Primer desayuno americano. Hay que seguir las costumbres!

El día siguiente sirvió para ir preparando todos los bártulos. Cuando planeamos el viaje nuestra idea inicial era alquilar una autocaravana pero tras convencernos de que cogiéramos su coche Rick nos ofreció también todo su material de acampada. También pudimos preparar bien la ruta con su enciclopedia de mapas y sus consejos, entre los que se encontraban pistas sin asfaltar para aprovechar el Grand Cherokee… esto prometía!!

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Una auténtica enciclopedia de mapas en casa de Rick

Luego fuimos a visitar el centro de Salt Lake City, la capital del estado mormón. Rick nos hizo de guía y además nos contó cosas curiosas de esa religión. Por ejemplo que cuando cumplen 18 años los envían dos años a otros países a evangelizar a los de allí. Normalmente tienen muchos hijos y había poligamia hasta 1890. Los mormones acabaron en Salt Lake ya que nadie más quería vivir en esa zona remota. También nos contó la curiosa historia del fundador Joseph Smith. Visitamos el Temple que viene a ser como la Meca para los árabes o la basílica de San Pedro para los católicos y el lago salado que nos decepcionó un poco.

La ciudad está muy cuidada. La mayoría de los grandes edificios pertenecen a la iglesia que está omnipresente en todos lados pero a parte de las curiosidades que he comentado no vimos nada especial por lo que merezca la pena visitarla.

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Boda mormona en el Temple

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El centro administrativo de la iglesia mormona

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Cumpliendo con la tradición: foto con el Temple al fondo

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El iniciador de la religión mormona: Joseph Smith

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El lago salado

Volvimos a casa de Rick y aún tuvimos tiempo de divertirnos con otra de sus aficiones, las escopetas de aire comprimido -un auténtico arsenal- y hablar mucho de motos, nuestra gran pasión. Al menos le conté unas 12 motos de todo tipo: ¡chico mimado!!

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No está mal para un novato!

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Algunos de los juguetes de Rick

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Otro juguete de Rick que no le quedaba mal a Claire

Al día siguiente salimos temprano hacia el sur. No teníamos prisa, así que fuimos escogiendo carreteras secundarias en lugar de ir por autopista. Eso nos permitía ver una América diferente a la de las grandes ciudades. Más del 88% de los casi 3 millones de habitantes de Utah se concentra en los alrededores de Salt Lake así que ya os podéis imaginar la poca gente que queda para una región de 220.000 km2 (España tiene 504.000).

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Todo es grande en USA

A medida que nos íbamos alejando de la gran urbe los pueblos eran más pequeños, y la distancia entre ellos mayor. Le pedí al GPS que nos llevara por la distancia más corta. En un punto vi cómo marcaba un línea mucho más directa que la de la carretera principal pero al final se volvían a unir así que no le di importancia. La carretera era cada vez más estrecha hasta que se convirtió en una pista muy buena pero sin asfaltar. A Claire no le hizo gracia pero yo estaba encantado. El paisaje semidesértico era precioso, la pista se iba estropeando poco a poco y unos negros nubarrones presagiaban tormenta pero el Jeep avanzaba sin problemas.

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Hasta aquí todo bien pero los nubarrones no presagiaban nada bueno

Empezó a llover torrencialmente, pequeños riachuelos cruzaban la pista que cada vez estaba peor. Primer día y ya de aventuras, esto empezaba muy bien!!. De repente la cosa cambió, la pista pasaba por unas colinas cuando en una ligera bajada en curva y sin previo aviso el coche se me fue completamente de lado. Hice contravolante, aceleré para alejarme del enorme terraplén al que nos íbamos directos pero nada parecía funcionar. Por mi cabeza pasaba todo muy rápido, me veía en el fondo de un terraplén, con el coche de otra persona, en medio de una tormenta enorme en el culo del mundo, llamando a Rick para que me viniera a rescatar… y aguantado una bronca monumental de mi mujer. ¡Y eso en el primer día de vacaciones!!. Que horror…

Estoy convencido de que la parte trasera del coche llegó a quedar en el vacío cuando las ruedas empezaron a traccionar lentamente. Iba con el gas a fondo pero no había desconectado el maldito control de tracción y el coche apenas tenía fuerza para sacarme de allí. Por suerte poco a poco fuimos avanzando hacia arriba hasta poder pararnos en un sitio seguro. Cuando vi las roderas lo entendí todo, era como si en el suelo hubiera una espesa corteza de mantequilla marrón en la que no podías aguantarte de pie. A partir de allí extremé las precauciones. Conducía agarrotado pero intentando transmitir seguridad a Claire que estaba de los nervios. La verdad es que nos fue de muy poco…

Por suerte llegamos a la carretera sin más sobresaltos, paró de llover y seguimos hasta nuestro hotel cerca de la entrada del parque de Brice. Dejamos allí nuestro equipaje y seguimos hacia el parque para aprovechar lo que quedaba de tarde.

No estaba preparado para lo que vi al llegar a Brice. Al llegar a la parte superior del cañón hay una serie de miradores hasta los que se accede fácilmente en coche. La vista es impresionante. Miles de columnas rojizas de sobresaliendo de los abetos, formas caprichosas que desafían la gravedad, parecidas a las que se hacen en la arena de la playa al dejarla escurrir de entre los dedos. Maravilloso.

Al día siguiente visitamos la parte inferior del cañón en una caminata sin demasiadas complicaciones pero increíblemente bonita. Había gente pero no era tan agobiante como esperaba y la temperatura muy agradable. Realmente vale la pena visitarlo, un sitio único.

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Bryce Canyon. Una vista que deja boquiabierto

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En algún punto se superan los 2900 metros

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Motel Bryce Canyon Pines: correcto y muy cerca del parque

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Algún bicho peligroso