Hace un par de fines de semana me lo pasé por los Monegros.
El sábado tenía previsto salir con el grupo de Transibéricos y el domingo probar con un road-book de esa zona que me habían dejado. Quedaba muy poco para el primer rally y tenía que aprovechar para entrenar la navegación.
El viernes me encontraba con mis amigos, hacía mucho que no coincidíamos tantos, en total 10.
El mix de motos era muy variado, desde ligeras enduros hasta una KTM 1190 pasando por una GS800, una KTM690 o mi Ténéré.. incluso una «abuela», una preciosa GS París Dakar.
Poco a poco fuimos llegando todos al hotel de Sariñena. Algunos habían llegado a medio día y ya habían probado el frío de Monegros, un viento helado y temperaturas bajas que de todas formas no les había impedido pasar una tarde gas a fondo por las rapidísimas pistas que hay allí.
El resto llegamos a tiempo para cenar en grupo, recordar nuestras batallitas en los diversos viajes que hemos hecho y como siempre, reírnos un montón.
El sábado nos esperaba una ruta de más de 300km que normalmente no tendría que haber supuesto problemas para hacerla, lo que no esperábamos es que acabaríamos bien entrada la noche.
El inicio fue por pitas llanas, rectas y aburridas. El único aliciente era la velocidad, si no te controlas puedes llegar fácilmente a puntas de hasta 140km/h… muy peligroso. El frío apretaba pero por suerte el día era precioso y a medida que avanzaba el sol hacía subir la temperatura. Algunos problemillas con la abuela nos retrasaron pero seguíamos adelante.
Las pistas empezaron a coger altura y apareció la nieve y lo peor, el pegajoso y deslizante barro de Monegros. Albert y su KTM1190 fue el primero en comprobarlo al hacerse un recto de los que ponen los pelos de punta. Cuando el terreno pasaba de color claro a oscuro las cosas se ponían complicadas. Es un barro que se pega a la rueda dejándola sin tacos y que hace incontrolables las motos gordas.
Al cabo de un rato la abuela dijo basta, un ruido horrible en el motor hizo que Pifa se tuviera que dar media vuelta. La excursión se había acabado para él. Joan con su DRZ lo acompañó al pueblo más cercano donde llegamos el resto tras hacer el recorrido previsto. La verdad es que algunos tramos ya sin barro estaban de vicio y disfrutamos de lo lindo. Caminos rápidos con otros más tortuosos se iban alternando, ideales para mi moto.
Nos encontramos todos y comimos rápido. Pifa con la moto renqueante y Joan con una muñeca maltrecha se fueron para el hotel mientras que el resto seguimos el recorrido. Entre el tiempo perdido con la avería y el barro y la nieve que nos encontramos la ruta se alargó mucho. Se hizo de noche y la temperatura bajó en picado, mejor no tener ningún problema o íbamos a sufrir. Me puse delante ya que con mis faros auxiliares era el que mejor luz tenía. Algunos tramos eran hielo puro por lo que hubieron algunas caídas por suerte sin más consecuencia que alguna maneta rota. Con la luz de los faros veía brillar el hielo y se me ponían los pelos de punta, intentaba avisar a los de las enduros con sus luces tipo vela. Por suerte el camino fue bajando y el hielo y el barro fueron desapareciendo, el tramo final de la nocturna incluso fue divertido y pudimos rodar rápido.
El track se acababa en la carretera, tocaban unos 20km de asfalto con un frío que pelaba. Los de las enduros llegaron tiesos, los de las trail con nuestros puños calefactables y cúpulas como si nada… si con el barro ellos se cachondeaban de nuestro problemas ahora se habían cambiado las tornas! jejeje
Una buena ducha caliente, una cena con vinito del bueno y un poco de juerga nocturna (en Sariñena era Carnaval) y a dormir.
Tuve la disciplina de ir a dormir relativamente temprano ya que quería probar el roadbook mientras que a algunos se les veía bastante «perjudicados»… la noche había sido intensa!. Así que mientras unos cuantos decidían volver a casa (estos Transibéricos ya no son lo que eran…), Albert y Joan me acompañaban a hacer el recorrido del road-book.
Nos costó bastante encontrar el punto de salida y al poco de empezar nos dimos cuenta de que ir detrás mío sería insufrible para ellos. Tenerlos detrás me estresaba y aún me perdía más. Finalmente decidieron ir a su aire y yo al mío.
Al principio fue horrible. El road-book giraba al revés, las botoneras quedaban muy lejos, no interpretaba bien los dibujos… se me acumulaba el trabajo!. Poco a poco le fui cogiendo en truco, a costa, eso sí, de rodar muy lento. Cuando me confiaba y empezaba a dar gas me saltaba alguna viñeta, no se puede bajar la guardia ni un segundo.
En la pantalla se ven tres viñetas, creo que los buenos deben saber memorizarlas las tres con lo que es mucho más rápido y fácil pasar de una a otra…debe ser por la edad (menos memoria) y porqué bastante trabajo tengo pilotando y apretando botones que de momento no soy incapaz de hacer esto, así que mejor ir despacito y no despistarse.
Perderse es un drama. Hay que saber volver al punto donde te has perdido, recalar el ICO que quiere decir apretar botoncitos para mover los números hasta que coincidan con los de la viñeta de marras y a partir de ahí seguir. Además en cada viñeta es conveniente ver si coincide el kilometraje total y si no es así recalar o se va acumulando la diferencia y no coinciden los cruces… lo dicho, un drama.
Tras haberlo probado me saco el sombrero ante estos tios que van a toda leche. Ahora me doy cuenta de la ventaja que tenía el año pasado con el Tripy, donde si te saltas una viñeta te avisa rápidamente. Aquí puedes hacer varios kilómetros antes de que te des cuenta. Ahora entiendo como en algún rally podía ponerme en los top ten… nada que ver!.
Al final de la mañana parecía que no era tan patoso pero hay que decir que en Monegros es bastante fácil ya que la mayoría de las pistas son muy visibles. Otro aspecto que tengo que aprender es a pintar el papel, a ver si pillo como lo hacen los que saben aunque guardan sus secretos como oro en paño.
En fin, espero ir cogiéndole el tranquillo. Veo muy enganchados a la mayoría de gente que lo usa, de momento no puedo decir que me apasione. Me gusta dar gas y centrarme en pilotar y aquí todo esto pasa a segundo plano: primero no perderse y luego pilotar… no se, me siento como atado de pies y manos.
Pero bueno, la decisión está tomada, a pasar el año y al final veré que hago. Siempre estoy a tiempo de volver al Tripy!
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