Como casi cada día me levanto para ver amanecer. Además quiero dar una vuelta por Figuig antes de irme, este lugar está tan alejado de todo que no tengo ni idea de si podré volver algún día.
Al salir de la habitación me doy cuenta de algo que por la noche no pude apreciar. El hotel está en un lugar privilegiado con una vista preciosa del palmeral del oasis. No deja de sorprenderme el contraste entre el verde frondoso y la aridez más absoluta al cabo de pocos metros en el momento en que se acaba el agua.
Figuig es un oasis mediano con una zona irrigada de unas 600ha, 113.000 palmeras y 12.481 habitantes, compuesto por 7 palmerales y 7 ksour (aldeas fortificadas). ¿A que os he impresionado con todos estos datos?. Bueno, no tiene mucho mérito, mirad la foto del cartel…
Lo que me atrajo hasta aquí es que queda en un rincón de Marruecos alejado de todo y casi completamente rodeado por Argelia por lo que esta gente solo tiene salida hacia un lado. Creo que ya he comentado la atracción que tienen para mí las fronteras así que no es de extrañar que quisiera venir aquí en el momento en que lo vi en el mapa.
Tras ver el amanecer en el palmeral y caminar un rato por el pueblo me voy al hotel con la decisión de desayunar y salir hacia el norte. El cambio de planes por culpa de la gasolina de ayer significa que estoy mucho más al sur de lo previsto ya que la idea inicial era haber dormido en Ich, por tanto tengo muchos kilómetros por delante.
Llego al hotel y no hay nadie preparando el desayuno así que hago el equipaje para ganar tiempo. Cuando he acabado sigue sin haber rastro de vida así que dejo el dinero en mi habitación y me voy del hotel fantasma….
Primero quiero llegar hasta la frontera. La carretera queda cortada por una gran barrera. En seguida salen los militares a cortarme el paso e impedir que haga fotos. Me pregunto qué secreto de alta tecnología militar guardarán tan celosamente en todas estas fronteras para que no se puedan hacer fotos…
Vuelvo a Figuig a desayunar en un bar. Tras comprar pan y agua, gasolina y revisar las presiones de los neumáticos, salgo del pueblo. A los pocos kilómetros me encuentro con dos españoles con BMW que me encontré en la carretera helada de Ifrane. Están parados en el control policial que hay antes de Figuig. Me paro a saludarles, uno de ellos va con una GSA pero el otro con una rutera RT con la que se ha metido por un buen montón de pistas… que huevos! A mí los policías me conocen de ayer ya que estuve un buen rato charlando con ellos y no me piden los papeles… no pasa mucha gente por aquí.
Continúo mi ruta, al cabo de poco, a mi derecha sale la pista que me ha de llevar hasta el Chott Tigri, un lago seco rodeado de dunas que me ha dicho que es muy bonito.
La pista es preciosa, pasa entre las montañas del lado marroquí y la frontera con Argelia. Tan pegada a Argelia que en algún momento el GPS me indica que he cruzado la frontera. No debe ser así ya que paso al lado de un control militar y ni se inmutan al verme pasar.
Más adelante tengo que improvisar la ruta ya que la construcción de un embalse hace que el track vaya justo por en medio del agua. Llego a la ruta buena simplemente por intuición lo que me hace sentir orgulloso… la orientación no es mi fuerte pero parece que voy mejorando!.
El recorrido es una maravilla, voy pasando entre montañas, la pista es rápida e incita a dar gas. Probablemente por eso entro demasiado fuerte en un cambio de rasante en curva y me pego un buen susto al encontrarme la pista muy rota justo al salir de él… por suerte las suspensiones hacen su trabajo y consigo dominar la moto… pero me ha ido justo. Calma y concentración!!
Llego hasta la carretera de Ich, la cruzo y sigo mi camino hacia el norte. Las montañas se han acabado y vuelven las llanuras interminables donde muy de vez en cuando veo alguna haima de nómadas.
Al llegar a un alto paro y me quedo un momento embobado por el paisaje. Al hacer la foto veo unas sombras de personas. A mi lado hay tres niñas, no me había fijado que a bastante distancia hay un cobertizo y unas haimas. Son una monada, con unas sonrisas inocentes, preciosas; una de ellas, la que se ve más movida y «salvaje», va corriendo descalza a buscar a su hermano pequeño con quien viene al cabo de poco.
Saco el pan y algo de comida que llevo y nos sentamos a comer. La mayor no tendrá más de 13 o 14 años pero ejerce de hermana mayor, casi de madres ante los otros. Les hace mucha gracia verse en la pantalla del teléfono cuando les hago fotos, que pena que no las pueda imprimir para dárselas. A diferencia de otros niños, no me piden nada. Precisamente por eso les doy todos los lápices y gomas que me quedan. No me hablan, simplemente sonríen y cuchichean entre ellas.
Me quedaría mucho más allí pero tengo mucho camino por delante, ha sido un encuentro silencioso pero bonito. Me hago una foto con ellas de recuerdo, nos despedimos y sigo mi camino, mientras tanto intento imaginarme su vida allí. Supongo que no podrán ir a la escuela, ¿cómo hacen para lavarse?, ¿de dónde sacan el agua?, ¿qué deben hacer allí todo el día?, ¿qué pueden esperar de la vida?. Muchas preguntas para un pobre occidental que tiene que ir cargado de tecnología para sentirse seguro…
Empiezo a llegar a la zona de dunas, son de un color rojo oscuro precioso. Son bajas y las paso sin problemas. En algunos tramos no puedo resistirme a salir del camino y meterme por ellas. Se van alternando con partes duras en las que se ve la sal en el suelo.
Al cabo de un rato llego al Chott Tigri, un gran lago seco que en algunas zonas aún conserva algo de barro y por tanto supongo que se debe inundar de vez en cuando. Espectacular.
Sigo el camino y me encuentro a un chico reparando una moto. Cuando me ve ni siquiera me hace una señal para que pare. Supongo que piensa que un tío ricachón vestido de colorines no le hará ni caso a alguien con una vetusta moto china, por eso se le ve sorprendido cuando paro a su lado. Tiene la cadena rota. Lógicamente mi recambio no le sirve así que le pregunto si vive muy lejos. Me comenta que a dos kilómetros. Le hago un apaño con alambre para que al menos pueda ir con la moto en marcha y no le cueste tanto empujar por la arena. Cuando arranca y ve que la moto avanza se le ilumina la cara. Le veo marcharse y se va girando de tanto en tanto para saludarme y, poniendo su mano en el pecho, agradecerme que le haya ayudado. Estoy seguro que él habría hecho lo mismo por mí si hubiera podido. Ojalá aguante el remiendo…
Tras unos kilómetros de pista rapidísima llego a la estación abandonada de Tendrara. Aparco en medio de la vía y aun sabiendo que no pasan trenes por allí no estoy tranquilo. No tengo ni idea de para que se construyó, ni si llegó a utilizarse pero supongo que el litigio entre Marruecos y Argelia hizo que quedara en desuso. Pienso en lo pobres que son estos países y lo que debe haber costado una obra así… Esta vía sin utilizar recorre cientos de kilómetros desde Argelia hasta el norte de Marruecos y la iré siguiendo durante casi todo el resto del día encontrando edificios abandonados en todos los puntos en que debería haber habido una estación. Luego en casa la he podido ver desde Google Earth, se ve perfectamente y como se adentra en Argelia.
La estación está muy lejos del pueblo de Tendrara hacia donde me dirijo. De repente empiezo a encontrar miles de bolsas y restos de plástico; a medida que me acerco a Tendrara la basura va en aumento hasta llegar a un volumen que nunca antes había visto. Las afueras del pueblo son un vertedero. En medio de la inmundicia hay haimas de nómadas y los niños rebuscando entre la basura, la imagen es horrible, pienso en las niñas con las que he comido, espero que nunca tengan que estar en un sitio así.
El track cruza Tendrara y se dirige hacia el norte pero metiéndose por el Plateau de Rekam, una llanura inmensa que ya he hecho en varias ocasiones, la última con mis amigos Transibéricos y donde lo pasamos realmente mal por culpa del barro. Entre que he salido desde Figuig –mucho más al sur de lo previsto-, las paradas y el arreglo de la moto del marroquí voy muy tarde, en unas tres horas se me hará de noche y tendré que dormir en medio del Rekam donde hace siempre un frío terrible. Pienso que puedo arruinar lo que ha sido un día inolvidable así que una vez más se impone la prudencia… deben ser los años. Decido continuar por asfalto.
La carretera es buena y rápida pero tremendamente aburrida con largas rectas interminables. Para matar la monotonía me entretengo saliendo de la carretera y metiéndome por alguna de las estaciones fantasma que voy encontrando ya que la vía abandonada va paralela a la carretera.
La tarde es preciosa y voy a buen ritmo. Mi idea inicial era dormir en Ain Beni Mathar pero voy bien de tiempo y decido cambiar de planes, iré hasta Oujda.
Llego a Oujda de noche. Es una ciudad grande y con mucho tránsito, un contraste brutal con los pueblos de los últimos días. Me paro al lado de un policía para que me indique dónde puedo encontrar un hotel. Me dice que justo al lado esta uno de los mejores de la ciudad pero que es muy caro, la ventaja es que está justo delante de la entrada a la medina. No me lo pienso dos veces, es mi última noche en Marruecos, he dormido bajo cero en haimas y tiendas de campaña, en compañía de traficantes de hachís, en hoteles de 15 euros y mañana lo haré en una butaca del ferry: me he ganado una noche en hotel de lujo!!
Llego a la puerta del hotel y aparco justo delante, en plan ricacho que aparca su Ferrari. Mientras daba mis datos en recepción ya me han descargado el equipaje y me lo han subido todo a la habitación, nivelazo!!.
En la habitación una cama enorme, un buen chorro de agua caliente en la ducha y una cervecita del mini bar… cómo lo he disfrutado!! Estas pequeñas cosas se aprecian mucho más cuando no se tienen.
Luego he salido a dar una vuelta por la ciudad, muy animada y con toques occidentales como un McDonalds!! al que por supuesto no he ido. De todas formas he acabado en una especie de cafetería-restaurante bastante moderno y no he podido resistirme a tomar un plato de pasta.
Ya estirado en la enorme y cómoda cama del hotel me han venido a la mente muchas imágenes de estos días… que desigualdades más brutales se pueden encontrar en pocas horas de diferencia…
VIDEO DIA 9 (recomendado ver en HD 720p)
Hola Jaime
Sigo tu aventura desde el principio y no puedo por menos que felicitarte por ella.
Hay varias cosas que me han dejado «pillado». Te cuento.
Por un lado esto.
…»Me quedaría mucho más allí pero tengo mucho camino por delante, ha sido un encuentro silencioso pero bonito. Me hago una foto con ellas de recuerdo, nos despedimos y sigo mi camino, mientras tanto intento imaginarme su vida allí. Supongo que no podrán ir a la escuela, ¿cómo hacen para lavarse?, ¿de dónde sacan el agua?, ¿qué deben hacer allí todo el día?, ¿qué pueden esperar de la vida?. Muchas preguntas para un pobre occidental que tiene que ir cargado de tecnología para sentirse seguro…»
Me parece muy bonito eso que has escrito.
Y por otro lado esto que corrobora el pensamiento que siempre he tenido: los que andamos en moto, tenemos «otros principios».
…»Le hago un apaño con alambre para que al menos pueda ir con la moto en marcha y no le cueste tanto empujar por la arena. Cuando arranca y ve que la moto avanza se le ilumina la cara. Le veo marcharse y se va girando de tanto en tanto para saludarme y, poniendo su mano en el pecho, agradecerme que le haya ayudado. Estoy seguro que él habría hecho lo mismo por mí si hubiera podido. Ojalá aguante el remiendo…»
Te alavo el gusto por ello.
Nada mas.
Muchas gracias por tu tiempo para compartir esta aventura con nosotros.
Un saludo, y
Uves, ràfagas y gassssssssssss!!!!!!!!!!!!!
Muchas gracias por tus palabras.
La verdad es que fué un día especial por todo, el recorrido, los encuentros, saber que se iba acabando el viaje…
Però sobretodo porque al tener hijos ver a esas niñas allí me hizo pensar mucho.
Saludos!
«Visitar algun pueblo o ciudad….» esto es lo que encontré a faltar….non-stop, ni uno…..de acuerdo que hemos venido para ir en moto….pero ni uno en 10 dias? Supongo que es una de las ventajas de viajar en solitario…..aparte de la autosuperación, autosupervivencia……..etc…
Muchas gracias por todas las crónicas, son todas fantásticas, asi como los reportajes fotograficos y videos.
Un abrazo
Eso mismo me habia pasado a mi hasta ahora. Tres veces en Marruecos y realmente no lo conocia, todo fue moto, arena, piedras y gas!
Muy bueno però me faltaba algo.
Sigo sin poder decir que lo conozco però lo he vivido como nunca, en eso si que viajar sólo tiene sus ventajas.
El próximo capítulo en Oujda veréis que espectáculo de mercado.
Pues qué suerte que existan las nuevas tecnologías que no sólo facilitan al viajero ir más seguro sino que además permiten el acceso a muchos datos, fotos y experiencias cuya difusión, de no ser por ellas, sería mucho más reducida.
Gracias por compartir tu viaje, ahora tengo un destino pendiente más.
Asi es. Sin olvidar el recuerdo. Estoy seguro que dentro de unos años me gustará volver a ver las fotos y vídeos, así como releer la crónica.
Mi comentario iba dirigido a que mientras yo necesitaba toda esa tecnologia ellos viven en ese desierto sin nada de todo eso, tan tranquilos.
Les admiro.
Enhorabuena. También yo adolezco del vicio de viajar solo de vez en cuando. Es otra relación con el medio, a mi me produce paz y sosiego. Por cierto esa via de tren que seguistes es un proyecto frances de principio del siglo XX, comenzada a construir con prisioneros alemanes de la I GM y y retomada despues de 30 años de abandono a mediados de siglo por prisioneros republicanos españoles entre otros para dejarla abandonada definitivamente antes de la independencia argelina.
En octubre del pasado año hice mas o menos la misma ruta, de N a S.
Saludos y gracias por compartir esas experiencias.
Fantástico, muchas gracias por la info!
Que pena, tanto esfuerzo y penurias para nada…
Saludos!