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Tras el horrible día de ayer me levanto con muchas ganas de poder hacer el track de hoy. Cruza una parte del Atlas que por lo que me han dicho es preciosa. Tengo varias alternativas por si acaso se me hecha el tiempo encima que tendré que ir viendo sobre la marcha.

Al acercarme a la ventana me quedo helado (y nunca mejor dicho). Tres dedos de nieve lo cubren todo!. Cuando bajo veo que es peor de lo que pensaba ya que bajo la nieve está todo helado. Me lo tomo con calma esperando que el sol lo derrita. Desayuno, pongo el equipaje en la moto… Mientras, alucino con la cantidad de accidentes que pasan ante el hotel. La gente conduce como si ni hubiera nieve con neumáticos casi lisos y pasa lo lógico: se oyen golpes a cada momento, incluso un autobús atraviesa de lado la calle… increíble. Así no me puedo arriesgar a salir.

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VIsta de Ifrane desde la ventana de mi hotel

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Así estaba mi pobre moto

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No fue fácil sacar la nieve completamente helada

Ifrane es la “Suiza marroquí”, hay una estación de esquí, está rodeado de bosques de cedros, las construcciones son de estilo alpino, el pueblo es bonito y muy cuidado… realmente sorprende, no parece que estés en Marruecos. Está a 1700 metros de altura y por eso no es de extrañar que nieve en invierno. Si ayer hubiera hecho los 20 km que me faltaron hasta Azrou probablemente ahora no estaría aquí viendo pasar el tiempo.

A las 11 estoy desesperado y decido que tengo que moverme, las calles parece que ya no están heladas. Salgo del hotel con muchísimo cuidado pero no he recorrido ni 300 metros que en la primera rotonda veo como la rueda de delante sale disparada hacia un lado. A pesar de ir muy despacio el golpe es durísimo, veo la moto deslizarse hasta el centro de la rotonda donde los coches intentan esquivarla… me temo lo peor ya que yo también voy patinando hacia allí. Por suerte nadie pasa por encima nuestro pero todo el suelo es una capa de hielo invisible que hace casi imposible levantar la moto ya que resbalo al hacer fuerza. Al final me ayudan y lo conseguimos entre cuatro.

Consigo llegar a la acera. El pobre cubremanos ha cogido una forma de lo más curiosa pero al menos ha protegido a la maneta de freno, el plástico que protege el depósito ha hecho su trabajo pero a cambio de unas buenas marcas y lo peor es la palanca de freno que ha quedado doblada hacia arriba, por suerte no ha perforado la tapa del cárter. A parte de eso no parece que haya pasado nada más, es una moto muy fuerte.

Luego me chequeo yo. Me duele la cadera donde he impactado en el suelo pero lo peor es la muñeca y mano derecha que aún tenía maltrecha de una caída anterior al viaje. La cadera no pasará de un buen moratón pero el dolor en la mano y muñeca me acompañarán el resto del viaje.

Paso un rato intentando enderezar las cosas dobladas, arranco de nuevo y tras varios sustos comprendo que por asfalto y con estas ruedas no podré llegar muy lejos sin caer de nuevo. Sin embargo el track que tengo sube hacia la montaña por lo que seguramente encontraré mucha nieve. No tengo claro que es peor si el asfalto o la nieve pero con todo el tiempo perdido y el frío que hace no puedo arriesgarme a pasar la noche en la tienda de campaña y la nieve del Atlas.

Muy a mi pesar decido continuar por asfalto con la esperanza de que al bajar de cota las cosas mejoren. Voy muy despacio y oigo como las ruedas de los coches patinan cuando intentan frenar tras de mí. Pensaba que lo de ayer había sido peligroso pero eso era un juego de niños comparado con lo de hoy. Aterrado veo a un trailer en dirección contraria haciendo la “tijera” hacia mí. En una bajada intenta frenar y el remolque va deslizando de lado en mi dirección… tremendo. Acabo yendo por el arcén donde acaba el asfalto y en algunos puntos incluso por la cuneta.

Video: nieve en Ifrane

La solución marroquí al hielo no es sal sino tirar arena por la carretera. Cuando paso Azrou y subo por el bosque de cedros hay un montón de coches y camiones atravesados en la carretera. Harto, me meto por el bosque donde veo algunos de los famosos monos pero no estoy de humor para bichos y sigo por el track que tenía previsto. No hay mucha nieve pero avanzo con precaución. De repente salgo del bosque y aparecen unas vistas impresionantes del desierto nevado, una preciosidad. Paro a hacer unas fotos y relajarme, lo he pasado realmente mal pero las vistas hacen que me olvide pronto. Tras unos cuantos kilómetros en los que la nieve va desapareciendo veo la carretera a lo lejos y decido acercarme a ver si ya no hay hielo. Así es, decido que ya he tenido bastantes aventuras y que me dejo de tracks, nieve y montañas. Me voy a Merzouga en busca del calor y la arena. Allí tengo que encontrarme con Eduard López Arcos, un catalán que se ha ido a vivir allí con su compañera Simona y que organizan el Ride to Roots meeting. Pasaré el fin de año con ellos.

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1965 metros de altura… no es de extrañar que nieve…

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Las vistas eran espectaculares

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La carretera ya está limpia cuando llego a Midelt, voy siguiendo con la idea de acercarme todo lo que pueda a Merzouga. La verdad es que la carretera es preciosa, en buen estado y con paisajes muy bonitos.

Cuando paso el precioso valle del Ziz empieza a atardecer con esa luz anaranjada única. Antes, en Rich, he estado dudando si meterme en dirección a Imilchil para reencontrarme con el track pero tengo ganas de probar la 660 en dunas y arena, ya volveré al Atlas cuando no haga tanto frío.

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Atardecer en el valle del Ziz

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Paso por Errachidia y enfilo hacia Erfoud, son 73km pero cuando llego allí ya casi es de noche. Llevo 350km encima y no sé por qué pensaba que Merzouga estaba mucho más cerca. Aún faltan 60km que se me hacen larguísimos. Es de noche y el viento es terrible, llevo la moto completamente inclinada y el cuello me duele de la fuerza que tengo que hacer, realmente este puñetero país me va a apretar hasta el final.

Por fin llego al hotel y me encuentro con mis anfitriones. Me alegra ver caras conocidas y poder explicar mis aventuras y desventuras, cenar con ellos y unas cervecitas. Me reencuentro con Marc, mi salvador en el ferry y nos explicamos mutuamente nuestro viaje, también voy conociendo al resto de participantes del R2R ’13, el ambiente es fantástico, todo el mundo explicando sus historias para llegar hasta aquí … y por la noche a dormir en unas haimas que hay en el exterior del hotel. Auténtico!

Tras dos días muy duros espero poder empezar a disfrutar de verdad del viaje. Mañana nos espera una salida en grupo organizada por Eduard que estoy seguro que me quitará el mal sabor de boca. Pero en el fondo tengo que reconocer que estoy satisfecho de cómo han ido evolucionando las decisiones que he ido tomando. Ir sólo tiene esto, si te equivocas no hay a quién darle la culpa.

Hago balance, Marruecos me está poniendo retos pero los voy superando, y al final siempre me da una recompensa. Da la impresión de que juega conmigo, aprieta pero no ahoga y cuando ya parece que tengo que tirar la toalla me regala con un momento inolvidable. A ver que más me espera…

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Un premio merecido…

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La carretera de Midelt a Merzouga es muy bonita y en buen estado

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TODOS LOS POST DEL VIAJE A MARRUECOS

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After the horrible day I had yesterday I wake up eager for today’s track, crossing a part of the Atlas which they’ve told me is beautiful. I have a few alternatives just in case time runs out which I will have to see as I go.

Reaching towards the window I freeze (never better said). Everything is covered with a couple of inches of snow! When I get out I see it’s worse than I expected as there is ice underneath the snow. I take things slowly giving time for the sun to melt it. I have breakfast, put the baggage on the motorbike… Meanwhile I’m amazed at the numerous accidents that happen in front of the hotel. People drive like there was no snow with smooth tyres so obviously this happens: you can hear continuous banging, even a bus is slipping a cross the road… incredible. I can’t risk going out like this.

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View of Ifrane from my hotel window

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My poor motorbike was like this

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It was not easy to get out the frozen snow

Ifrane is the “Moroccan Switzerland”, there is a ski resort, it is surrounded by cedar woods, the constructions are alpine style, the village is pretty and well kept… it’s surprising, it doesn’t feel like you are in Morocco. It’s at 1700 meters high and it isn’t surprising that it snows in winter. If yesterday I had finished the 20km that I had left to Azrou I probably wouldn’t be watching time go by.

At 11 o’clock I’m desperate and decide I have to move, the streets don’t look frozen anymore. I leave the hotel very cautiously but I haven’t gone 300 meters when at the first roundabout the front wheel slips. Even though I’m going very slowly the impact is very hard, I see the motorbike sliding to the centre of the roundabout where the cars try to dodge it… I fear the worst as I’m also on the road slipping. Luckily no one runs us over but the road has a thin ice layer that makes it nearly impossible to pick up the motorbike as I slip when I try. In the end with the help of 3 others, we manage it.

I make it to the pavement. The poor hand cover is now a strange shape but at least it protected the brake handle, the plastic that protects the tank has done its job but it’s full of scratches. The worst is the rear brake which is bent upwards, luckily it hasn’t made a hole in the sump. Apart from that nothing else seems to have happened, it’s a very strong motorbike.

I check myself over. My hip hurts where I’ve fallen to the floor but the worst thing is my wrist and my right hand which still hurt from a previous fall at home. My hip is only bruised but the pain in my hand and wrist will continue for the rest of the trip.

I spend a while trying to straighten up the bent parts, I start again and after a few frightening moments I understand that on tarmac and with these wheels I won’t be able to go too far before I fall again. The track I want to go on goes up to the mountains which will probably have a lot of snow. I’m not sure what’s worse: tarmac or snow, but with the cold and all the time I’ve lost I can’t risk spending the night in a tent in the Atlas snow.

Much to my dismay I decide to continue on the paved road hoping that lower down things will be better. I’m going very slowly and I hear how the car’s wheels slip when they break behind me. I thought that yesterday was dangerous but that was child’s play in comparison with today. Terrified I see a trailer in the opposite direction jack knifing towards me. On a downhill he tries to break and the trailer skids in my direction… amazing. I end up riding in the gutter where the pavement finishes and at times even through the ditch.

The Moroccan solution to ice is not to throw salt on the road, it is sand. When I go passed Azrou and go up to the cedar forest there are lots of cars and lorries blocking the road. Tired of it, I go into the forest where I see some of the famous monkeys but I’m not in the mood for it, so I continue on the track I had planned. There is not much snow but I ride carefully. Suddenly I get out of the forest and see some amazing views of the snowy desert appear, beautiful. I stop to relax and take a few photos, I’ve had a really rough time but the views make it worthwhile. After a few kilometres in which the snow starts to disappear I see the road in the distance and I decide to take a closer look to see if the ice has melted. And it’s so, I decide I have had enough adventures and I leave the mountain tracks, snow and mountains behind. I’m going to Merzouga to search for heat and sand. There I have to meat Eduard López Arcos, a Catalan who has gone to live there with his girlfriend Simona and organize the Ride to Roots meeting. I’ll spend New Years Eve with them.

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1965 altitude meters… it’s not strange that it snows…

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The views were spectacular

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The road is clean when I arrive in Midelt, I continue wanting to get as close as I can to Merzouga. The truth is that the road is beautiful, in good state and with nice views.

When I pass the beautiful Ziz valley the sun starts to go down with that orangey desert light. Before, in Rich, I couldn’t decide whether to go towards Imilchil to find the track again but I want to try the 660 in dunes and sand, I’ll come back to the Atlas when it’s not so cold.

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Sun going down in the Ziz valley

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I go passed Errachidia and go up to Erfoud, it’s 73 km but when I arrive there it’s nearly night. I’ve done 350km and I don’t know why I thought Merzouga was a lot closer. I still have 60km to go which seem never-ending. It’s night and the wind is terrible, the motorbike is tilted to one side and my neck hurts from all of the strength I have to do, this country is going to push me to the limit.

At last I arrive at the hotel and meet with my hosts. I’m glad to see familiar faces and to be able to tell them all of my adventures, have dinner with them and have a few beers (“imported” from Spain). I reunite with Marc, my saviour in the ferry and we tell each other about our trips, I also meet the rest of participants of the R2R ’13, the ambience is fantastic, everyone telling their adventure of arriving here… and at night we sleep in haimas outside the hotel. Very authentic!

After two very hard days I hope to be able to really start enjoying the trip. Tomorrow a group trip organized by Eduard awaits us, which I’m sure it will get the bad taste out of my mouth. But ultimately I have to admit I’m satisfied with how the decisions I’ve taken have evolved. Going on my own has this, if you are wrong there’s no one to blame.

Looking back over the last couple of days, Marocco has challenged me but I’m overcoming the difficulties, and at the end there’s always a reward. It seems it’s playing with me as it’s pushing me to the limit and when it looks like I have to give up, it rewards me with an unforgettable moment. Let’s see what more awaits me…

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A well deserved prize

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The road from Midelt to Merzouga is very pretty and in good state

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