Marruecos en solitario. Día 2: De aventuras por el RifMorocco Solo. Day 2: Adventures in the Rif

Impresionantes vistas en el Rif con el Mediterráneo al fondo

Desayuno con Marc en el hotel. Al acabar nos despedimos ya que él sale hacia Merzouga por carretera. Yo quiero visitar Chaouen y luego empezaré el track off road que sale cerca de la ciudad.

Amanecer en Chefchaouen

Me pierdo por las calles de la medina de la “perla azul” que es como llaman aquí a esta ciudad. Las subidas y bajadas de las calles son muy empinadas, voy viendo cómo abren las pequeñas tiendas en que se vende de todo. A diferencia de otros sitios en Marruecos, los vendedores no son tan pesados intentando que entre a comprar por lo que puedo pasear tranquilamente, los olores son intensos, especias, plantas… algunos no tan agradables. Va saliendo el sol e ilumina ese azul/lila tan bonito de las paredes y me tomo un té en la plaza.
Me quedaría mucho más pero me debato entre disfrutar el momento y salir en moto. Sé que cada minuto que esté por aquí me faltará para completar la etapa y decido salir. Tras conseguir dar con el camino correcto en medio del laberinto de calles me dirijo al hotel. Paso por unos lavaderos públicos donde las mujeres lavan la ropa con el agua que baja de una pequeña cascada. Hace mucho que no veía esto.

Hotel Alkhalifa Chaouen

Llego al hotel, me visto de moto y hago el equipaje, soy muy poco eficiente con esto y tardo demasiado, quiero que esté todo perfecto, que no se mueva nada… espero ir mejorando a medida que pase el viaje. Al final salgo sobre las 11, mucho más tarde de lo previsto, veremos a donde llego y donde duermo.

Sólo salir de la ciudad ya tomo una pista que sube sin parar y me brinda unas preciosas vistas de Chaouen, me meto en el Rif, una zona que desconozco totalmente y que en algún sitio he leído que es de las más peligrosas de Marruecos. El track off me lleva hasta Bab Taza donde cojo un tramo de carretera. Por la carretera constantemente me ofrecen “chocolate”, supongo que este ambiente es el que propicia esta imagen peligrosa.

Por fin empiezan las pistas. Chefchaouen al fondo

Al cabo de unos kilómetros tomo una pista a la izquierda. El track que tengo lo he hecho uniendo varios tramos que me pasaron y se dirige hacia el norte, hacia la costa, para poder empalmar con uno de bajada que me recomendó Sergiwap. Por tanto doy un rodeo considerable que me llevará hasta Bou Ahmed, en la costa norte. A partir de allí la ruta se convierte en un subir y bajar sin parar, caminos lentos con zonas de barro que me hacen llevar un ritmo muy lento y más con el peso del equipaje. Aun así me lo paso en grande, el paisaje es una maravilla con valles que se van entrelazando, casitas aquí y allí campos de hachís, vistas impresionantes con el mar al fondo en lo alto de las montañas… habría que parar a disfrutar del paisaje mucho más de lo que me lo puedo permitir… Una vez he ido poniendo todo en su sitio y atrasado el equipaje para ganar sitio conducirla es una delicia. Las suspensiones se lo tragan todo, los frenos son perfectos, el motor tira pero es dosificable, es cómoda… creo que he acertado de pleno con ella.

El Mediterráneo al fondo

El día pasa volando, son las cinco y la luz empieza a escasear, empiezo a inquietarme. Entre el retaso acumulado, lo lento de la ruta y el día tan corto estoy aún muy lejos de Bab Berred el siguiente pueblo donde podría encontrar algún sitio para dormir. No hay ningún pueblo a la vista, sólo casas aisladas y no encuentro ningún espacio que me guste para acampar. En lo alto de las montañas el viento es fuertísimo y cuando bajo a los valles hay casas por todos lados.

Al llegar al fondo de un profundo valle me encuentro con un río. Me meto a pie y noto que además de ser bastante profundo la corriente es fuerte. Por suerte llevo las botas Sidi Adventure Gore Tex que no dejan pasar ni una gota, otra cosa será si pierdo el equilibrio con la moto cargada. Al cabo de un momento ya tengo allí a un hombre que me dice por signos que no pase por allí, que me voy a hundir… no entiendo lo que dice pero parece indicarme que hay otro sitio para pasar pero me da la impresión que hay que dar mucha vuelta. En el GPS no veo nada casi es de noche y no me apetece nada salirme del track. Hay que tomar una decisión. Caerme en el agua puede ser el gran desastre a la hora que es pero nada me dice que encuentre un paso mejor… decido cruzar. Lo que en casa habría sido un paso sin más aquí es un gran vadeo, con la adrenalina a tope paso el río sin más consecuencias, desde el otro lado el hombre grita contento y me saluda, yo hago lo mismo y sigo adelante aliviado.

Va anocheciendo y me resigno a la primera nocturna, empezamos bien. A las seis es completamente de noche, por suerte los faros auxiliares de led que me llegaron al último momento complementan perfectamente a los de la moto pero mi ritmo aún es más lento, de repente no veo una zona de barro y me voy al suelo. Por suerte no ha pasado nada, simplemente se ha doblado un poco la palanca de freno y uno de los cubremanos. Para colmo la moto entra en reserva.

Llevo ya dos horas de noche sin ver a nadie cuando me encuentro un 4×4 de cara, se para y me pregunta en francés chapurreado donde voy. Cuando se lo digo me contesta que aún falta mucho y que esta zona es muy peligrosa de noche y en solitario. No duda ni un segundo en decirme que le acompañe a su casa.

En otro momento no habría aceptado pero supongo que no estoy para muchos miramientos, su cara me despierta confianza y decido aceptar su propuesta. Le sigo durante dos kilómetros hasta un conjunto de varias construcciones. Para el Mitsubishi y saca un escopetón de cuidado, me dice que ha ido de caza… De la casa salen siete tíos, yo que pensaba que saldría su familia… ni una mujer, ni un niño.

Me ayudan a sacar el equipaje de la moto y me abren un cobertizo enfrente, metemos la moto y cierran la puerta con un montón de candados enormes con alarma. Me despido de mi moto pensando que seguramente ya no la volveré a ver…

En la casa hay dos hombres que hablan muy bien en castellano y el que me ha recogido que parece el jefe un poco de francés así que me voy entendiendo bien con ellos. Me indican donde puedo asearme y me preparan una habitación muy cómoda. Ya cambiado me siento con ellos a charlar. Aparece el “cocinero” con un gallo vivo. Lo van a matar en mi honor y nos lo comeremos, me preguntan si quiero ver como lo matan pero les digo que gracias, que no hace falta pero que si prefieren que lo vea no hay ningún problema, no vayan a incomodarse… Al cabo de poco el animal ya no hace ruido y veo como lo despluman en la cocina. Pienso que igual el próximo desplumado seré yo…

El cocinero y el pinche

El cocido se hace lentamente y mientras me enseñan cómo servir el té. No empezaremos a cenar hasta bien pasada la media noche así que hay tiempo para que me enseñen las fotos de su familia en el móvil, su mansión en Tánger, sus coches de lujo… nada que ver con la austeridad de la casa en que estamos. Al cabo de un rato ya somos íntimos. Sacan una bolsa de polvo (el mejor y más puro según ellos) y me enseñan cómo se hacen las bolitas de chocolate calentándolo con el mechero. Me dicen si me apetece pero les contesto que no fumo, una lástima ya que eso sería el paraíso de cualquier porreta!. Hablan de su trabajo como lo haríamos cualquiera de nosotros, con total naturalidad, me sorprende. Me hacen un máster en cómo funciona su mundo, incluso los precios de venta, penas de cárcel en diferentes países… estoy alucinado. Hablamos de todo, de política, religión, costumbres… en una noche voy a saber más de este país que en todas las veces que he venido.

El plato de gallo con patatas fritas que compartimos. Muy bueno!

La situación es curiosa, por una parte me demuestran una hospitalidad y amabilidad fuera de lo común, impensable en nuestros países occidentales, les estoy enormemente agradecido, pero me encuentro muy incómodo, estoy descolocado, su forma de ganarse la vida me repugna, es un ambiente que me disgusta profundamente y del que siempre he intentado mantenerme al margen.

Llega la comida que se pone en una fuente en el centro de la mesa. Ni platos ni cubiertos, todo se come con las manos y los restos van quedando esparcidos sobre la mesa. Por suerte tengo mucha hambre (no he comido nada) y no voy a hacer nada que les pueda incomodar así que procuro ser uno más del grupo… y la verdad es que está muy rico.

Mi cama

Por fin nos vamos a dormir, son casi las dos de la madrugada. Me meto en mi saco y me cubro con las mantas que me han ofrecido. Fuera, el viento es terrible, menos mal que no he dormido en la tienda!!. Me cuesta dormir, no hay ninguna razón para desconfiar de esta gente pero no estoy tranquilo y mi cabeza no para haciendo resumen de lo que me ha pasado en sólo un día, ¿Qué más me puede pasar en los nueve que me faltan?. Poco podía imaginar que esto es sólo el principio y me esperan días mucho más duros.

Al final el cansancio me vence… veremos si mañana encuentro a mi moto…

Vídeo dia 3

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Incredible views in the Rif with the Mediterranean in the background

I have breakfast in the hotel with Marc. We then say our goodbyes as he is off to Merzouga by road. I want to visit Chaouen and then get onto the off road track which starts close to the city.

Sunrise in Chefchaouen

I wander around the streets of the medina of the ‘blue pearl’ as they call the city here.  The roads are very steep, it’s early and the small shops that sell everything are just opening up.  Unlike most places in Morocco, the shop owners are not so persistent, trying to get you in, so I can walk about without being bothered.  The smells are intense – spices, plants, some more agreeable than others.  As the sun comes up it lights up the beautiful lilac-blue colour of the walls and I stop for a coffee in the plaza.

I would like to stay longer and I’m torn between enjoying the moment and going out on the bike.  Every moment I linger will be time lost on the bike, so I decide to leave.  I manage to find my way back through the labyrinth of the medina to the hotel.  I pass through a public wash place where the women are washing clothes in water from a small waterfall.  Something I haven’t seen for a long time.

Hotel Alkhalifa Chaouen

Later I load the bike up; this is not my strong point and I’m rather slow, I want everything perfect so it doesn’t move, I hope I can improve on this during the rest of the trip.  Finally I leave around 11, much later than planned so I’m not sure how far I’ll manage to travel or where I’ll sleep.

I take a steep track in the outskirts of the town which gives me some beautiful views of Chaouen, I ride into the Rif, an area unknown to me and which I have read is the most dangerous in Morocco.  The track leads to Bab Taza where I take a road for a while.  On the road I keep being offered ‘chocolate’, I guess this is where its dangerous reputation comes from.

Off road at last. Chefchaouen in the background

After a couple of miles I take a track on the left.  My route is made up of various stages which people have given me and it goes northward, towards the coast, aiming to join up with a track which Sergiwap gave me.  So I’m going to Bou Ahmed, on the north coast, in a rather roundabout way.  From there the road becomes slow and muddy, not helped by the weight of my luggage.  I’m having a great time though; the scenery is beautiful with valleys and small houses here and there, fields of cannabis and lovely views with the Med as a backdrop to the high mountains … I should stop to appreciate the views more, but I just don’t have the time.  Now that I have moved the luggage towards the back of the bike to give me more room, the ride is a delight.  The forks absorb the bumps, the breaks are perfect, the engine pulls, and it’s comfortable; I really think I’ve got the ideal bike.

The Mediterranean in the background

The day flies by, it’s already 5 o’clock, it’s getting dark and I’m starting to get worried.  With the late start, the slow road and the short day, I’m still a long way from Bab Berred, the next village where I could find a bed.  There are no villages around, only isolated houses and I can’t see anywhere I’d feel comfortable to pitch my tent.  High in the mountain it’s very windy and lower down in the valleys there are houses everywhere.

At the end of a deep valley I come across a river.  I move in and notice that it is not only deep but it also has a strong current.  Luckily I’m wearing my Sidi Adventure Gore Tex boots which keep my feet as dry as a bone, I just hope I can keep my balance with the bike so loaded up.  Suddenly I notice a man signing to me not to go through the river, telling me that I would sink.  I don’t really understand what he is saying but he seems to be telling me that there is another way but I fear it involves a long detour.  I can’t see my satnav, it’s dark and I really don’t want to leave my planned route.  I have to take a decision. Falling into the water would be a disaster at this time, but I cannot see an alternative … so I decide to cross.  My adrenalin rises as I manage to cross; from the other side the man is waving encouragingly.  I reply with waves and carry on.

Night is falling, by 6 it is totally dark.  Luckily the extra LED headlights which arrived just before I left, complement the bike’s headlights perfectly, but my progress is slow.  I miss seeing a mud area, and suddenly I find myself on the floor.  No harm done, one of the break handles and one of the hand covers is bent.  I’m also low on petrol.

I’ve been driving for 2 hours without seeing anyone when suddenly I come across a 4X4 ahead of me.  It stops and the driver asks me, in broken French, where I am going.  When I tell him, he says it’s far, the area is dangerous for someone alone at night and I should go home with him.

At another time I wouldn’t have accepted, but I don’t feel I’ve got much choice and the guy looks OK so I decide to accept his invitation.  I follow him for a couple of miles until we reach some buildings.  He stops the Mitsubishi and takes out a large rifle, telling me he has been out hunting.  The door opens, and instead of his wife and kids, seven blokes appear.

They help me with my luggage and open a garage opposite, we put the bike inside and close the doors with a load of enormous padlocks and put the alarm on.  I look at my bike wondering if I will ever see it again …..

Inside the house there are two men who speak Spanish and the man who found me, who seems to be the boss, speaks rusty French, so communication is OK.  The show me to a bathroom and prepare a comfortable room for me.  Clean and changed, I sit down to chat with them.  The ‘cook’ then appears with a live rooster and tells me they are going to eat him in my honour and would I like to watch them kill him?  Mmm … I thank them, but not really, unless they would prefer I took part.  The crowing cockerel falls silent and when I next see him he is in the kitchen, being plucked.  I hope I won’t be next ….

The chef and his helper

The stew takes its time and meanwhile they show me how to make a good tea.  We don’t start dinner until well after midnight so there is plenty of time to show me photos of their families on their phones, their mansion in Tangier complete with luxury cars …. very different from the austere building where we are.  We are soon best mates.  They take out a bag of powder (the very best and purest, they tell me) and they show me how they make the little balls of ‘chocolate’ by heating it with a lighter.  They offer me some, but I decline, explaining I never smoke, shame – I’m sure this would be paradise for some!  They talk about their work quite naturally and openly, as any of us would about ours, which surprises me.  I’m given a crash course in the business, prices, jail sentences in various countries ……….. I can’t believe what I’m hearing.  We talk about everything, politics, religion, customs ……….  I learn more about this country in these couple of hours than all my previous trips put together.

The chicken and chips. Delicious

The situation is strange. On one hand they were extremely hospitable and friendly when I most needed it; this would never happen in the west and I am very, very grateful to them for their hospitality. But at the same I feel deeply uncomfortable; I find their way of making money intolerable, it’s a milieu I want nothing to do with.

When the food arrives it is placed on a dish in the centre of the table. No plates. No knives and forks. Here you eat with your hands and the bits are dropped on the table. Luckily I’m starving, I haven’t eaten all day and I would hate to do anything to make my hosts feel uncomfortable, so I try to fit in with the group. I have to say it was delicious.

My bed

Finally we all go to sleep, it’s nearly 2 am.  I crawl into my sleeping bag and cover myself with the blankets they’ve lent me.  Outside the wind howls and I’m glad not to be sleeping in my tent!  I I find it difficult to sleep; there’s really no need not to trust my new friends, but I feel worried and the adventures of the day keep flashing through my mind.  What do the other 9 days hold for me?  In fact this is only the beginning …..

Exhausted, I finally fall asleep. Let’s hope I find my bike intact tomorrow ……

Video day 3