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Antes de salir del hotel en Missour. Durante el viaje vimos pocas motos. Esta 1190 estaba muy limpia aún.

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Los de Ausió están en todos lados. Aquí en la ventana del hotel de Missour.

El segundo día teníamos 430 km desde Missour hasta Merzouga por un recorrido que conocemos bien pero que no por eso deja de gustarnos cada vez que pasamos.

Salimos del hotel en Missour para coger una pista que en el mapa está marcada como si fuera una carretera. No está asfaltada pero no me extrañaría que lo estuviera dentro de poco ya que está perfecta, han trabajado mucho en ella. Nos encontramos con largas rectas rapidísimas por unas planicies con cientos de kilómetros de visibilidad y el Atlas nevado al fondo.

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La pista se fue complicando, de vez en cuando pasábamos por pequeños pueblos que recordábamos bien de otros viajes y que no han cambiado nada en todos estos años, minúsculos oasis verdes que aparecen como por arte de magia entre el secarral y donde un manantial de agua hace posible la vida.

Tras una complicada bajada de piedras y de cruzar un río donde permanentemente hacen obras llegamos al primero de dos pueblos que siempre me han llamado la atención. Los comunica una pista anchísima y perfectamente arreglada por la que nunca me he cruzado con nadie, en cambio los dos accesos para llegar allí son terribles. Parece como si se conformasen con relacionarse entre ellos pero se mantuvieran ajenos al resto del mundo.

Tras pasar el segundo pueblo la pista se volvió a estropear, llegamos a un alto donde solemos parar a hacer fotos, la vista desde allí es preciosa. Una complicada bajada llena de piedras nos llevó hasta la carretera asfaltada que une Missour con Talsint y de allí a Beni Tajite.

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Llegamos a Beni Tagite con la intención de repostar. Hace cinco años cuando llegamos a esta gasolinera nos dijeron que no podíamos poner gasolina ya que no había electricidad. Y no la había en toda la provincia!!.

Mientras nos acercábamos le recordé la anécdota a Albert a través del intercomunicador. Él iba delante y le oí hablar con el empleado de la gasolinera: ¿cómo que no hay gasolina?. Así era, volvía a repetirse exactamente la misma situación. No me lo podía creer, pensaba que me estaba tomando el pelo pero no era así. Volvimos a hacer el mismo recorrido por varias gasolineras sin éxito. Estaban arreglando la red eléctrica (por nuestra experiencia llevan al menos cinco años así) y hasta las cinco de la tarde no habría electricidad. Evidentemente no podíamos esperar tanto ya que nos quedaban muchos km hasta Merzouga, además nada nos aseguraba que el problema quedara resuelto a esa hora. Por suerte conocemos un “bar” donde suelen tener gasolina a garrafas y nos solucionaron el problema. Así que nos dirigimos a nuestro punto de repostaje de emergencia. Salimos de Beni Tagite por una pista muy divertida que va hasta Kzar Tazougart. Allí paramos a hacer unas fotos de las ruinas de la ciudad vieja y el cementerio (unas simples losas de piedra señalan las tumbas) ante las que había un precioso prado con flores de color lila.

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Como suele pasar, al parar salen corriendo hacia nosotros un grupo de niños y niñas del pueblo vecino. Me veo rodeado por ellos. Casi siempre te piden algo, pero suelen ser muy agradables. Siempre llevo lápices, sacapuntas y gomas de borrar para estas ocasiones. Les estoy dando los lápices cuando llegan otros que son algo mayores. Estos ya son más insistentes y maleducados. Me empiezan a zarandear e intentar meter sus manos en mis bolsillos. La situación es muy incómoda, me enfado con ellos y dejo de darles nada, subo a la moto y me voy.

Es la primera vez que me pasa algo así, hasta ahora siempre me había encontrado con niños muy respectuosos, jamás me habían tocado.

Me voy pero no dejo de pensar en lo que ha pasado. Hasta ahora tenía claro que no hay que darles dinero ni comprarles cosas ya que entonces sus padres los utilizan para pedir. Tampoco caramelos o dulces que les producen caries. Pero es que ya dudo que sea bueno darles nada, veo que se acostumbran a pedir incluso de malos modos.

La pista nos lleva hasta la N10 que une Errachidia con Boudenib. Justo en el cruce está nuestro punto de socorro. Llevo muchos años parando a tomar un té en este sitio y poco ha cambiado. El único problema es que solo tenían 10 litros de gasolina. Suficiente para Albert pero yo tendría que aguantar un poco más. Creo que habría aguantado pero preferí asegurarme y pude encontrar gasolina de garrafón en Boudenib. Tras repostar, beber y comer algo de fruta (que bien saben las naranjas cuando tienes tanta sed!!), seguimos nuestra ruta.

 

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Albert en pleno proceso de refueling

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Nuestro bar-gasolinera de emergencia

sin título (51 de 436) sin título (52 de 436) sin título (53 de 436) sin título (55 de 436) Después de Boudnib cruzamos el único río con agua de todo el viaje y más adelante empezó la arena. Era un río de arena en el que recordaba haber tenido que emplearme a fondo con la 1200.

Con la 660 lo estaba pasando muy bien hasta que me confié y paff!, al suelo. Fue la típica caída tonta y sin consecuencias en la arena pero no por ello dejó de darme bastante rabia. Lógicamente Albert, que iba detrás no perdió la oportunidad de inmortalizar el momento. La primera, que no sería la última.

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La primera caída

Al cabo de poco llegamos a un punto del que tengo un gran recuerdo: el día en que dormí sólo en el desierto. Una preciosa y solitaria palmera señala el punto.

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Guardo un gran recuerdo de esta palmera

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Aquí en mi viaje en solitario

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Amanecer en el desierto. Enero del 2014

Más adelante llegamos a un desfiladero en el que solemos parar. Me gustaría que un geólogo me explicara que pudo pasar allí. Las rocas caen al abismo en un caos que solo puede haber causado un gran cataclismo. Es espectacular. Tras las fotos de rigor continuamos nuestro camino. sin título (60 de 436) sin título (61 de 436) sin título (62 de 436) La pista es bastante rápida pero con bancos de arena que aparecen de tanto en tanto. Hay que ir con cuidado ya que son traicioneros. En uno de ellos entré demasiado rápido y al suelo otra vez. La segunda. Al fijarme donde estaba no me lo podía creer. Era exactamente el mismo punto y la misma caída que había tenido con la Super Ténéré, increíble. Lástima que no supimos tomar la foto desde el mismo ángulo pero estoy convencido que es el mismo lugar.

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Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra… y yo dos veces con la misma arena…

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La misma situación con la 1200

Por fin llegamos a la espectacular bajada hacia el Erg Chebbi. Es una pista pedregosa que baja de forma abrupta muy cerca de la frontera con Argelia, por eso hay un puesto del ejército en el que hay que parar.

El año que pasé con los transibéricos iba detrás con otro compañero. Los de adelante pasaron a toda velocidad sin parar por el control. El militar bajó corriendo y nos paró a los dos de detrás. Estaba furioso, rojo como un tomate por el enfado y el sofoco de la carrera que se había pegado, tanto que arrojaba al suelo una y otra vez la libreta donde anotaba quien iba pasando: El monarca exigía saber quién pasaba por allí y esos de delante se habían escapado!! gritaba.

Al final le convencimos que no los conocíamos de nada y que no teníamos la culpa de que no hubieran parado. Pero no era nada fácil, todos vestidos igual con nuestros equipos Rev’it… Me iba riendo solo recordando el momento cuando llegamos al precioso oasis que cruzamos cada año, un bonito palmeral en medio de un río de arena.

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Si hay agua hay vida

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Albert luchando con la arena al llegar al Erg Chebbi

sin título (79 de 436) A partir de allí hicimos una ruta preciosa, diferente a la de otros años, que nos llevó hasta Merzouga pasando entre el Erg Chebbi y Argelia y dando la vuelta a las dunas por el sur . Ya atardecía, a nuestra derecha iba quedando el erg. Las dunas estaban preciosas con esa luz anaranjada, los grupos de camellos…sin duda el momento más bonito del día. sin título (71 de 436) sin título (72 de 436)

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El Erg Chebbi al fondo

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Que bonito es todo con esta luz

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Llegamos a casa de nuestros amigos Eduard y Simona casi de noche. Y, cosa rara, no había luz en las casas. Lo que tenía que haberse arreglado a las cinco de la tarde, a las nueve de la noche seguía igual.

VIDEO: DÍAS 1 Y 2. DE MELILLA A MERZOUGA

La cena a la luz de las velas fue muy íntima y agradable pero nos alegramos cuando por fin se restableció la red eléctrica, al fin podríamos recargar todos nuestros aparatos.

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Eduard demostrando su destreza sirviendo el te

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Los nuevos amigos de Eduard y Simona

A tener en cuenta: Recomiendo llevar suficientes fotocopias del pasaporte o del formulario de entrada al país para podérselos dar a los militares que te paran muy a menudo y agilizar el proceso, de esta forma se quedan la fotocopia y no tienen que apuntar nada.

Marruecos es un país en el que ya hay muchas gasolineras. Además, tal como he comentado se puede encontrar gasolina en tiendas o casas particulares. De todas formas es recomendable no apurar el depósito, ya veis lo que nos ha pasado dos veces con la electricidad. sin título (70 de 436)