Bienvenido a Slovenia

Sábado 12 de mayo: De Venecia a Liubliana.

El día amanece radiante, desayuno rápido en el hotel de Mestre, al lado de Venecia y salgo hacia Eslovenia, ¡tengo ganas de curvas y montaña!!

A primera hora encuentro poco tráfico por la autopista que va hacia Údine, ¡por fin!!. Pasada esa ciudad sigo en dirección a Austria y el paisaje va cambiando, al fondo empiezo a ver grandes montañas. En Chiusaforte salgo de la autopista y me dirijo hacia la frontera eslovaca por la SP76, una carretera de montaña muy bonita donde ya empiezan a haber tornantis y muchas motos, buena señal. 

No es la vía habitual de entrada a Eslovenia creo que la mayoría de la gente lo hace por el sur viniendo de Trieste para visitar las famosas cuevas de Postoina y el castillo de Predjama, pero lo que he ido viendo de estos dos sitios es tan turístico que se me han quitado las ganas y he preferido visitar el norte.

Al poco de entrar en Eslovenia me desvío hacia el puerto de Mangrt pero unos motoristas me dicen que la carretera está cerrada y no se puede pasar. Desilusión. Aún así sigo hacia arriba, llegaré hasta donde pueda a pesar de que una señal prohíbe el paso. La carretera es estrecha, retorcida y en muchos tramos sin asfaltar o con el asfalto en muy mal estado, mola!. Voy subiendo, disfrutando del paisaje alpino hasta que una gran lengua de nieve me corta el paso. A un lado hay menos grosor de nieve pero con un fuerte desnivel. Estoy muy tentado en probar de pasar por allí pero pienso que la voy a liar ya al principio del viaje… Tras un fuerte debate interno gana la prudencia, decido dar la vuelta y no arriesgarme. Me estoy haciendo mayor!!

En Mangrt. Se acabó el camino.

Vistas espectaculares desde Mangrt

De Mangrt voy dirección Trenta y de allí hacia Kranjska Gora. La carretera es fantástica, curvas y más curvas, el paso Vrsic… Alpes Julianos en estado puro. Lo que me sorprende son las curvas adoquinadas… no sé cual es el motivo de que sean así pero no son lo ideal para ir en moto.

Puerto de Vrsic

Por fin puedo disfrutar conduciendo a Bellissima. Voy cambiando del modo Sport al Touring en función de mi estado de ánimo: al ataque y a disfrutar de la caballería o tranquilo y cómodo para ver los increíbles paisajes. Viajar con esta moto es una gozada.

Recuerdos de la guerra

Kranjska Gora

Al llegar a la parte baja de las montañas aparecen bonitos y cuidados pueblos entre verdes prados, lagos y paisajes bucólicos, la impresión es la de estar en Austria y es que el aspecto de Eslovenia es muy centroeuropeo. 

Me dirjo hacia Bled pero antes doy un rodeo hacia la garganta de Vintgard. Al llegar allí me estoy muriendo de hambre y veo un restaurante con una terraza en un sitio muy agradable. Allí me quedo. Pido una ensalada ya que me dicen que la hacen con verduras de su huerto. No sé si será verdad pero lo cierto es que vi como iban a recoger al menos algunas de ellas, estaba buenísima.

Cerca de Vintgard

Cuando estoy tomando el café empiezan a oírse truenos, llegan unos negrísimos nubarrones y rayos espectaculares. Decido irme de allí lo antes posible pero al poco rato de ir en moto empieza a llover torrencialmente. Será el primero de los múltiples aguaceros que voy a soportar durante el viaje. Cae tan de golpe y tan fuerte que no me da ni tiempo para sacar el traje de lluvia. Una suerte, ya que así compruebo que el traje Strada C3 de Ducati con Gore Tex es realmente impermeable. A partir de ese momento el traje de lluvia ya se quedó para siempre en las maletas. Lo único que tengo que hacer es ponerme un pasamontañas de Gore Tex que tengo de Rev’it y así evito que el agua se me cuele por el cuello. También las botas Adventure Ducati aguantan perfectamente el aguacero.

Es una pena que por culpa de la lluvia no pueda disfrutar como quisiera de la carretera 905 que me lleva al lago Bohijn, menos famoso que el de Bled pero también muy bonito. Por suerte la tormenta me da una tregua cuando llego allí y puedo disfrutar un rato del paisaje.

 

Lago Bohijn

 

Al cabo de poco vuelve a llover. Salgo hacia Bled, cuando llego allí sigue diluviando por lo que no me apetece dar el paseo que tenía previsto hasta el castillo. Aún así me salen unas buenas fotos de la iglesia en el centro del lago bajo la lluvia.

Castillo de Bled

Lago Bled

Mi idea inicial era ir hasta el valle de Logarska Dolina que parece ser muy bonito pero con este clima dudo mucho que pudiera disfrutarlo. Estoy cansado y harto de lluvia, es tarde y decido irme por autopista a Liubliana. Cuando ya estoy muy cerca me doy cuenta de que no he sacado la viñeta obligatoria para circular por la autopista. Rezo para que no sea la tercera multa del viaje!! Si vais allí no os olvidéis de comprarla: 7€ por una semana si no recuerdo mal.

No he podido hacer todo lo que quería pero al final han sido 455km muy bonitos. 

He quedado para cenar con Nacho, un amigo que vive allí y trabaja en Akrapovic. Como que he llegado pronto al hotel tengo tiempo de descansar un rato y darme cuenta de que el ordenador no me funciona. Maldición!! no quiero carretear ese trasto por media Europa sin que me sirva de nada. Mi idea al llevarlo era ir pasando las fotos y vídeos y poder ir colgando las crónicas en el blog durante el viaje. Intento solucionar el tema pero no hay forma. Mi informático me dice que puede ser un problema de alguna actualización de Windows que se ha quedado colgada y me envía un archivo para que intente arreglarlo pero necesito un lápiz de memoria que no tengo. Se lo envío a Nacho para que me lo traiga él.

Nacho me viene a buscar al hotel. Me lleva a un sitio de moda con hamburguesas muy ricas y cerveza local artesana. Pasamos un buen rato de hablando de motos, viajes y de su vida allí. Luego intentamos reparar el ordenador sin éxito.

Domingo 13 de mayo: Liubliana, Zagreb, Plitvice.

Por la mañana visito Liubliana. Como que es domingo y voy tan temprano la tengo para mí solo, las calles están casi desiertas. Es una ciudad mediana, bonita pero sin ser impactante. El famoso triple puente no es para tanto pero las vistas desde el castillo merecen el esfuerzo de subir…aunque sea en moto 😉

Paseando sin rumbo fijo he ido a parar a una zona bien curiosa como veréis en las fotos. Eslovenia es muy bonito y se nota un buen nivel de vida. Habrá que volver con más tiempo.

Castillo de Liubliana

Triple puente de Liubliana

El triple puente

Vistas desde el castillo

Castillo de Liubliana

Curioso arte alternativo

A media mañana salgo hacia Zagreb evitando la autopista. Carreteras y paisajes muy bonitos. Por el camino dos mega tormentas más: agua, granizo, rayos y truenos. Aquí las tormentas son de verdad. 

Zagreb es grande y lo que voy viendo me gusta. Aparco la moto para ver el centro pero me da mucha pereza cambiarme. Dejo la chaqueta en el hueco que me queda en una de las maletas pero sigo con los pantalones y botas de moto a pesar de los casi 30ºC. Visito la plaza Ban Jelacic, algo de las calles que la rodean y la catedral pero ya no aguanto más el calor. Me voy a tomar un refresco a un bar y cuando pago me dicen que no aceptan euros. ¡He olvidado que en Croacia usan kunas!! El chico del bar es confiado y me deja ir a sacar dinero a un cajero cercano. Que bochorno! 😀

Plaza Ban Jelacic, centro de Zagreb

Catedral de Zagreb

Decido coger la moto y dar una vuelta por la ciudad montado en ella pero no es nada agradable, hace demasiado calor y me voy a buscar un punto en el que leí que hay grandes vistas de la ciudad. A medida que voy subiendo el aire es más fresco y agradable. Las vistas son cada vez mejores y veo una pista tentadora… allí voy. Llego a un punto en el que se domina todo Zagreb. Precioso, y ya he podido salir del asfalto!! 

Zagreb desde lo alto

Dejo Zagreb rumbo a los lagos Plitvice pensando que es una pena no haberla podido visitar mejor. Creo que merece dedicarle tiempo, habrá que volver.

Al cabo de pocos kilómetros la tormenta perfecta vuelve a caerme de lleno, ya no sé cuantas llevo. Lo cierto es que la autopista es un río y veo como los coches que me rodean van haciendo aguaplaning incluso yendo muy despacio. Acojona.

Podría ser un lago pero es un área de servicio en la autopista inundada

Tras dos húmedas horas llego a Plitvice, hace frío. Y es que está muy alto, de hecho hay pistas de esquí, no me lo esperaba. Me cambio y me voy a cenar a un restaurante cercano que no es nada del otro mundo… pero no hay mucho para escoger.

Mañana toca visita a los lagos, uno de los «must» del viaje.