Jueves 17 de Mayo: Durmitor, cañon del Tara, Podgorika y Kotor

Como siempre intento desayunar bien en el hotel para no tener hambre a medio día. De esta forma puedo almorzar algo muy ligero o incluso no hacerlo y que no me coja el sueño después de comer. En este hotel no hay bufet pero lo que me traen es potente, ya tengo reservas para hoy.

Esta vez me toca inaugurar el parque Durmitor. Queda a un par de kilómetros de Zabljak así que voy en moto pero vestido de calle.

Una vez pagada la entrada hay un corto paseo hasta el primer lago. Por mucho que haya visto fotos de él me quedo embobado al tenerlo delante. Una maravilla. Empiezo a recorrer el sendero que lo bordea cuando se pone a llover. Hasta ahora la lluvia me había fastidiado en los recorridos en moto pero me respetaba durante las visitas, parece que esta vez no será así y me cabreo bastante. Empiezo a estar harto de tanta agua.

Pole position para ver el parque

Cuando ya casi estoy decidido a dar la vuelta se acaba la lluvia y sale el sol. Menos mal, como veréis en las fotos el escenario es alucinante. Llego hasta el segundo lago y doy la vuelta. En el parque hay mucho más por ver pero me voy a quedar con las ganas o no llegaré a mi siguiente objetivo: Kotor. Esto está siendo una constante del viaje. He sido demasiado optimista con el recorrido y voy un poco pillado, me gustaría tener más tiempo para visitar estos sitios tan increíbles. ¿Como hace la gente para poder hacer viajes de meses?.

El primer lago

Sorprende el cambio de reflejo según la luz

Aún llueve pero el cielo se está abriendo, hay esperanza.

 

El segundo lago y su cascada.

 

Cuando llego a la moto se repite lo de siempre, están empezando a llegar los autocares y los palos selfie. Por suerte mi memoria quedarán esos lagos solitarios. Me voy al hotel, hago el equipaje y me visto de moto. Me doy cuenta de que ese proceso ya lo hago casi sin pensar y mucho más rápido. Cada cosa tiene su sitio, su bolsa, su maleta… ya le tengo cogido el truco al tetris del equipaje. 

Llegan los autocares. Momento de irse.

Mi siguiente objetivo es la garganta del río Tara. 

La carretera P5 es muy bonita y en buen estado, permite ir rápido y Bellissima incita al pecado. Voy ligerito cuando un coche en dirección contraria me hace ráfagas. Por si acaso reduzco… y hago bien ya que tras unos árboles están los policías con su láser. Esta vez me he escapado. Aquí los límites de velocidad son bajísimos, hay muchos tramos de 30 o 40 km/h así que las multas deben ser curiosas. Circular a esas velocidades en carreteras tan bonitas y sin tránsito es de lo más frustrante, y más si vas con un avión como Bellissima.

Llego al larguísimo puente que cruza el Tara. Impresionante. Es muy alto y al fondo está el río con su agua de color turquesa. Me gustaría lanzarme por una brutal tirolina que cruza de un lado al otro pero veo la cola de personas y se me pasan las ganas.

El río Tara

Puente sobre el Tara

Desde allí sigo la preciosa carretera P4 que va recorriendo el cañón y el cauce del Tara y me llevará hasta Podgorica, la capital de Montenegro.

Construir carreteras aquí debe ser una pesadilla. Hay tantas montañas que la única forma es seguir los cauces de los ríos pero las gargantas son muy estrechas y para hacerlas las obras deben ser faraónicas.  Son carreteras lentas y no es fácil adelantar, por contra son espectacularmente bonitas. Dejo el Tara pero al cabo de poco estoy siguiendo otro río, el Moraca, que me llevará hasta Podgorica.

Garganta del Tara.

La carretera excavada en la roca.

Puentes con columnas como rascacielos.

Picnic time.

Había leído en varios sitios que esta ciudad no tenía nada especial y por lo que puedo ver parece que es así. Sólo destacaría la preciosa catedral ortodoxa de la Resurrección de Cristo. Por fuera es muy curiosa por la diferencia que hay entre la parte baja, construida con bloques de piedra irregulares y el resto. Pero lo más impresionante es el colorista interior, me encanta el estilo de las iglesias ortodoxas.

La plaza central de Podgorica, nada especial.

Catedral ortodoxa de Podgorica.

Podgorica la fondo

Sigo mi camino hacia Kotor. Antes quiero visitar el mausoleo a Njegos en el parque de Lovcen. Paso por Cetinje, la capital histórica de Montenegro. Me habría gustado parar allí pero si lo hago dudo que pueda llegar a Kotor de día así que, muy a mi pesar, simplemente la cruzo. Por lo que he leído de ella debe ser interesante.

Tras una bonita carretera que sube sin parar llego al un pequeño aparcamiento a los pies del mausoleo. Hay poca gente. La tarde es fresca así que decido no cambiarme y subir a la cima con la ropa y botas de moto. Empiezo a subir escalones, ya me habían avisado que hay muchos pero es que son muchísimos!!. Concretamente 461. Llego arriba resoplando pero la increíble vista compensa sobradamente el esfuerzo. Una panorámica de 360º que abarca desde el mar hasta las altas montañas de donde vengo, el lago Skadar que separa Montenegro con Albania, la bahía de Kitor…. Lo mejor es que veáis las fotos ya que no hay palabras para describirlo. Supongo que es lo más parecido a estar en el cielo.

Subiendo los 461 peldaños del mausoleo a Njegos

El mausoleo

El túnel desde donde se llega a la cima

Entrada al mausoleo. Hay que pagar por lo que no entré.

Victoria!! prueba superada. Y con el traje y botas Ducati!!

Ya en moto me dirijo a Kotor. Una pequeña carreterita en mal estado me lleva directamente hacia la P1 sin volver a pasar por Cetigne. Las vistas sobre la bahía de Kotor no las olvidaré nunca, que maravilla. Y más en pleno atardecer. Esta bahía cerradísima es parte del semiderrumbado cráter de un antiguo volcán, por eso queda rodeada de escarpados acantilados. Os recomiendo ver un mapa y entenderéis porqué es un refugio ideal para los barcos.

Ya en la P1 empiezan las paellas: 1, 2, 3…. pierdo la cuenta, la bajada es vertiginosa y con el mar siempre a la vista allí abajo, ¡espectacular!!. 

La increíble bahia de Kotor al atardecer, un verdadero espectáculo.

Kotor

Llego a Kotor y hay que buscar un sitio para dormir. Utilizo un truco que había leído en algún sitio. Me paro en un sitio céntrico y me pongo a esperar. No pasa ni un minuto que llega un señor ofreciéndome un sitio para dormir. Tiene aparcamiento para la moto, es céntrico y el precio es razonable (tras regatear un poco). Me acompaña hasta allí y la verdad es que está muy bien y son muy simpáticos. Es su casa y en la parte baja tienen dos apartamentos, me instalo en uno de ellos con terraza y vistas a la ciudad, ¡perfecto!!

Mi apartamento en Kotor

Las vistas desde el apartamento.

Muralla de Kotor

Tras una ducha me cambio y me voy a cenar al restaurante que me han recomendado justo al lado del mar. Una ensalada riquísima, pescado fresco y un pedazo de postre regados con vino local. Repaso las fotos que he hecho… otro gran día, y ya van unos cuantos. Y mañana a Albania, el gran desconocido.

Celebrando un gran día