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Y llegó el momento de las despedidas, volvíamos a casa. Cuando te lo has pasado tan bien con un grupo de gente siempre cuesta tener que decir adiós pero estoy seguro que volveremos a coincidir. Y mientras tanto el grupo de WhatsApp sigue sacando humo a pesar de los días transcurridos. The Tutti Tutti tour sigue vivo!!

Mi idea inicial era pasar por Boves a ver Christian Giordanengo, el artista que me fabricó la cúpula de la 660, pero un imprevisto de última hora le hizo tener que viajar y tuvimos que aplazar la visita. Me volvería para casa pero no sin antes probar un recorrido nuevo.

Tras el desayuno y las despedidas y esta vez ya en solitario me dirigí hacia Briançon. De allí a Guillestre donde tomé una carretera muy divertida hasta la estación de esquí de Risoul. En Risoul empezaba lo desconocido, una pista muy bonita y solitaria que me llevaría a Saint André d’Embrun, luego hacia Crévoux y ya otra vez por pistas que conozco hasta el Parpaillón.

Me encanta viajar acompañado y en este viaje conocí a gente fantástica pero ir solo tiene algo especial. Poder marcar el ritmo que te va bien en cada momento, parar cuantas veces te apetezca sin pensar en que puedes molestar a los demás, sentarte el rato que quieras si encuentras un sitio que te gusta o simplemente no parar porque has cogido un buen ritmo, todo eso forma parte del encanto de viajar solo. Pero lo mejor es que los sentidos se agudizan, no tienes quien te distraiga, parece que todo se magnifique y te fijas mucho más en detalles que posiblemente habrían pasado desapercibidos. Quizás por eso, o simplemente porqué el paisaje era realmente bonito, disfruté mucho todo el día.

A medida que dejaba atrás la estación de Risoul y tomaba altura el paisaje era más y más espectacular, luego la pista empezaba a descender de nuevo con unas bonitas vistas del lago de Serre-Ponçon hasta llegar al asfalto. Me sorprendió que a pesar de ser un sábado de julio no me encontré a nadie en todo el recorrido.

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En lo alto de la estación de esquí de Risoul

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La pista de bajada de Risoul

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El lago de Serre-Ponçon al fondo

La carretera de Crévoux es rápida y divertida pero lo mejor viene cuando se acaba y empieza la pista que te lleva hasta el túnel de Parpaillon. Esta pista ya la había recorrido pero en dirección contraria, al cambiar el sentido parecía como si fuera la primera vez y me era muy difícil resistir la tentación de parar a cada momento para hacer fotos, los panoramas son una maravilla.

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Subiendo al Parpaillon

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En lo alto del Parpaillon, antes de entrar en el túnel

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La entrada del túnel

De nuevo me sorprendió no encontrar a nadie ni durante el recorrido ni por los alrededores del túnel donde siempre hay gente comentando la jugada: lo que no han pasado aún con los que acaban de hacerlo.

Se encuentra a una altura de 2.637 metros por lo que es el más alto de Europa y mide 520 metros de largo. Esa zona se consideraba estratégica así que lo construyó la armada francesa. Las obras empezaron en 1891 y acabaron en 1901.

El túnel es un agujero estrecho, largo y tenebroso que en principio no tiene ninguna dificultad. Eso siempre que no encuentres hielo o nieve, pero los del grupo de 30MPS, que pasaron por allí el primer día, me habían comentado que dentro del túnel aún quedaba nieve y hielo. Así que allí estaba yo con la Ducati cargada, neumáticos lisos, posibilidad de nieve y sin nadie por los alrededores que me pudiera dar una mano si pasaba algo… ¡aventura!!

Dentro del túnel parecía que lloviera, en algunos puntos con verdaderos chorros de agua lo que hacía que el suelo fuera un charco que lo cubría todo y no dejaba ver lo que había debajo: piedras, nieve hielo… . A medida que iba entrando en la oscuridad el sonido de la moto resonando en las pareces era más evidente. Por suerte la Multistrada Enduro hace una luz impresionante así que podía ver a suficiente distancia, al fondo, muy lejos, se veía el final del túnel

Todo iba bien hasta que cuando ya no faltaba mucho empezó a haber nieve y hielo. Si iba por el centro había un buen grueso de nieve así que me quedé donde habían más roderas a pesar de que entonces estaba más dura y patinaba más. Por suerte eran tramos cortos y ya estaba todo bastante blando así que simplemente sirvió para que le pudiera añadir algo de dramatismo a la crónica, no voy a exagerarlo más jejeje.

Lo cierto es que cuando salí de nuevo a la luz me sentí aliviado, y más con el espectáculo que se abre al ver el valle que hay justo abajo, las fotos hablan por si solas.

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… y la salida

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Las vistas al otro lado del túnel

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El precioso valle al inicio del ascenso al puerto.

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Hace años pasé por el sendero que se ve allí con la moto de trial, supongo que ahora acabaría en la gendarmerie.

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Al final del descenso, ya cerca de La Condamine empezó de nuevo el asfalto que ya no dejaría más. Cuando llegué a Jaussiers tenía hambre y me paré en un pequeño restaurante. Aún no me había sacado el casco cuando llegaron un grupo de motards franceses que se quedaron un buen rato mirando la Multi. Acabamos en la misma mesa hablando de lo que más nos gusta 😉

Miguel Checa me había recomendado un recorrido que resultó ser precioso. Desde Jaussiers me fuí hacia Barcelonette y allí tomé la D902, una carretera preciosa que me llevó hasta Sain Martin d’Entraunes. De allí por carreteras más rápidas donde aún recuerdo como me divertí enlazando curvas. La moto era un tiralíneas, nunca me había sentido tan bien por asfalto, cómodo, seguro… tanto que hace poco me llegó una bonita multa por exceso de velocidad 🙁

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Me encontraba tan bien que no me importaba la hora a la que llegaría a casa. Así que decidí volver hacia el Verdón. A la ida había pasado por la cara sur del cañón y a la vuelta pasaría por el norte. Valió la pena, por esta cara vas metido dentro mientras que por la sur por arriba así que lo pude conocer todo.

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A partir de allí ya me fui a buscar la autopista A8. Se acabó la diversión. Control de crucero y hasta casa.

De nuevo los Alpes me habían conquistado. Cada año que voy encuentro una nueva razón para querer volver, seguro que lo haré. ¿Con que moto esta vez?

Solo me queda agradecer y felicitar la magnífica organización de 30MPS con Miguel Checa, Isaac Feliu y Pere Font que consiguieron que un viaje organizado fuera igual que un viaje entre amigos. Genial!

Entradas anteriores Alpes 2016

Anteriores viajes a los Alpes:

2013 con la Super Ténéré

2014 con la Ténéré 660

 

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